Metiche.

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-Himeko, Himeko- Sintió aquella voz aterciopelada en su nuca, era una voz tan hermosa que creía que un ángel le hablaba. Abrió un poco los ojos y vio la ventana abierta, se dio la vuelta y encontró a aquella mujer, la mujer de su vida.

-Buenos días, Chikane-chan – Y Chikane se acercó para darle un beso de buenos días.

-Perdón por despertarte, pero quería despedirme de ti antes de irme – Se puso de pie y empezó a cambiarse, se puso las bragas y detrás de ellas el pantalón.

-Tengo que prepararte algo para que desayunes - Himeko se levantó tan rápido como pudo haciendo que las sabanas cayeran al suelo y ella quedo al desnudo enfrente de Chikane.

-Himeko tu oferta es tentadora – La comía con la mirada, aquel cuerpo era suyo, completamente suyo y de nadie más, lo había comprobado la noche anterior.

-¡Chikane-chan! No me refería a este tipo de desayuno – Se sonrojo e intento tapar su cuerpo.

Ambas escucharon el timbre sonar y Himeko se apuró a cambiar, ella también tenía que salir, debía ir a sus prácticas. Llegaron juntas a la pequeña estancia y al abrir, se dieron un beso, dejando perplejo al que había llamado a la puerta. Souma Oogami.

-Buenos días, Oogami – Se escuchó decir Chikane en todo triunfante.- Nos vemos más tarde Himeko.- Chikane bajo aquellos escalones principales y se fue en el auto.

-¿Puedes explicarme que fue eso Himeko? – Vocifero por lo alto.

-¿Qué cosa?

-Chikane, a estas horas, en tu casa.

-¿?

-No me digas... - Souma tenía una cara de terror, él se encontraba aterrado.

-No tengo porque darte explicaciones, ¿entendido? – Himeko camino a su cocina y él la siguió.- Eres mi mejor amigo, pero ella es mi novia ahora y siento si esto que te digo te duele, pero no me gusta la forma en la que te estas comportando.

A Souma aquella actitud de Himeko le dolía, pues pensaba que podría hacer que Himeko lo amara y con la presencia de Chikane eso le era imposible.

-Himeko, créeme que ella solo te está usando – Y antes de que ella le dijera algo más, prosiguió.- pero respetaré esto que tienes con ella...

Al terminar de hablar con Souma de aquel embrollo, salieron en dirección a sus prácticas, Himeko ahora esperaba que Souma no se metiera tanto en la relación que tenía con Chikane, ella amaba a Chikane y sabía que ella también la amaba. Se imaginaba tanto pasar el resto de sus días con ella. Haciéndose viejitas tener hijos casados y nietos.


En el rato libre que Himeko había tenido en sus prácticas le llamo a Makoto, le contó todo lo que había pasado esa semana y como se lo esperaba, Mako-chan había exagerado las cosas como siempre, le había insistido en planear la boda ya, que no había tiempo que perder, que Chikane era afortunada porque Himeko por fin decidiera abrirle las piernas a alguien y cuando Himeko escucho aquello le grito un grandísimo ¡Idiota! Sí, en definitiva esa era su amiga despreocupada.

Había pasado dos semanas desde que se había entregado a Chikane y en todo ese tiempo, ella se había comportado como una gran dama, toda la atención que Chikane podía dedicarle a alguien era únicamente y exclusivamente para Himeko. También se había entregado completamente a experimentar ahora el paraíso de hacer el amor, algo nuevo en ella y que mejor que hacerlo con Chikane, no tenía dudas, sabía que haber perdido su virginidad con Chikane había sido la decisión correcta.

Era viernes y Himeko se encontraba en la cocina, escucho el timbre y corrió inmediatamente a abrir, vio un gran ramo de rosas y detrás vio a Chikane.

-¡Son hermosas!- llego a decir Himeko.

-¿Y yo? – Pregunto Chikane con cara decepcionada.

-Usted es aún más hermosa-. Himeko tomo las flores y apenas pudo sentir cuando Chikane ya la estaba cargando, cerró la puerta principal y la llevo a la habitación.


Chikane le retiro cada una de las prendas que Himeko llevaba puesta y después ella se despojó de la ropa que tenía. Ambas desnudas se acostaron en la cama, Chikane permaneció encima de Himeko, devorándola. Le besaba la mandíbula y bajaba al cuello para detenerse en los senos de Himeko, eran perfectos. Habían hecho el amor, una tras otra y otra ocasión hasta que el hambre les llamo.

-No logro saciarme de ti, cada que te pruebo me hago más adicta a ti – Aseguro Chikane y Himeko no pudo sentirse más feliz.

Estaban sumergidas en una burbuja embriagante en donde solo existían ellas dos y el amor que se tenían mutuamente.

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¡Regrese! No tarde ahora, ¿Verdad? Y sigo escribiendo (O-O)/

Comenten por favor =3=/ Me siento ignorada u___ú

También manden mensajitos ;D

Nos vemos prontito *0*/

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora