Habían pasado cerca de 3 meses desde que había regresado a Japón, por acuerdo de ambas partes, el trámite de divorció se había agilizado y en un par de días le entregarían el acta de que efectivamente ya no estaba unida con Kuu. En cuanto a Katsumi, habían acordado que Chikane podría visitarla las veces que quisiera, le daría manutención y llevaría el rol como otra mamá.
Chikane lamentaba no haberle podido avisar a Himeko que tardaría más, pero lo importante es que pronto estaría con Himeko y con Chizu. Esperaba que ahora, Himeko aceptará regresar con ella, ambas eran libres y tenían en común una hija.
Le había enseñado a Shizuma el como llevar las riendas de la empresa en su ausencia, porque sabía que Himeko no se la pondría fácil.Pero era Chikane y podría conquistarla.
Chikane se encontraba en el juzgado esperando al abogado que había llevado su divorció, vio llegar a Kuu con Katsumi y un hombre las acompañaba.
-Hola pequeña.- Decía Chikane mientras cargaba a Katsumi.- ¿Quién es él?
-Chikane, te presentó a Kyoshiro.- Dijo Kuu mientras hacia ademanes de nerviosismo.
-Un gusto conocerla.- Dijo él, extendiendo la mano.
-Igualmente.- Respondió Chikane y también extendió su mano para responder aquel saludo. No pudo dejar de verlo, ahora entendía las facciones de Katsumi, eran casi iguales, aunque Katsumi tenía aquellos ojos azules como los de Kuu. Kyoshiro se veía un poco afeminado y seguro por su trabajo él si tenía tiempo para Kuu, quizá ahí la única culpable había sido ella, que había ido consumiendo su tiempo en solo trabajar.
Después de entrar al juzgado y recibir su acta de divorcio, Chikane se despidió de los 4, acordó con Kuu en cuanto tiempo vendría a ver a Katsumi. Ahora su objetivo estaba en otro lado. En otro país.
Chikane llegó a su oficina, sabía que ahí ya estaría Shizuma esperándola para hablar de trabajo, lo cual la tenía sin cuidado. Necesitaba reservar un boleto de avión lo antes posible. Subió en el ascensor y llegó a su oficina, vio a todos trabajando y entrando a su oficina observó a Shizuma leer una revista.
-¿Sabes que tu divorció es un revuelo?
-Me lo imaginaba.- Decía mientras descolgaba el teléfono y marcaba un número en específico.
-Ya han llamado varios socios y quieren reunirse contigo.
-Me gustaría reservar un boleto de avión a Estados Unidos de América y sin escala, sí, esta bien, voy a Washington, perfecto, gracias.- Colgó .- ¿Y que quieres que haga, Shizuma? Esto iba a pasar tarde o temprano; rechazan mi divorcio, pero no pienso hablar con ningún socio hasta que regrese de Japón.
-¿Con Himeko y tu hija?
-Esa es la idea.
-¿A qué hora sale tu vuelo?
-Dentro de 4 horas.
Pasaron las horas y Chikane se alistó para partir ese mismo día, ya mañana podría ver a sus dos amores. Primero se ducharía llegando y se prepararía para ir a visitarlas a la mañana siguiente. Chikane salió de su casa, dejando a mando a sus encargados. Tomó un taxi y se dirigió al aeropuerto, registró sus maletas y espero a que dieran permiso para empezar a abordar. El viaje fue normal y con pocas turbulencias, llegó a pensar que sería muy tonto que el avión se accidentara ahora que ella era libre.
Llegó a Washington y se dirigió a Seattle en donde se encontraba su complejo departamental. Paso por la oficina del encargado y no había nadie, seguro por la hora. Subió por las escaleras para pasar desapercibida, no quería que Himeko supiera aún de su presencia. Entró al apartamento que era especial para el dueño, arreglo su ropa y preparó un refrigerio. Después de hacer un poco de arreglos se metió a bañar.
Al día siguiente se apresuró para poder ir a desayunar con sus mujeres, se vistió de manera formal, era la primera vez que Chizu la vería así, esperaba que ella se emocionara, qué le hiciera preguntas sobre su trabajo. Salió de su apartamento y bajo por el ascensor, toco la puerta esperando que Himeko abriera.
-¿Otra voz? .- Susurró para sí misma.
Escucho a Himeko abrirle la puerta y escucho como le hablaba para retenerla en la entrada.
-¿Chikane? Espera.
-He regresado y traigo buenas noticias.- Decía Chikane mientras caminaba hacia al comedor, de dónde provenía aquella voz de varón. La escena que vio no le agrado en lo más mínimo.- ¿Qué hace él aquí?
Chikane captó la atención de los presentes que se encontraban en el comedor. Chizu se sorprendió y Souma aún más.
-Éles mi amigo, Chikane.- Respondió Himeko.
-Más bien que haces tú aquí.- Se puso de pie enfrentando a Chikane.
-Yo puedo estar aquí sí así lo deseo...
-¡Basta! Souma quédate con Chizu, Chikane hablemos de manera civilizada, sígueme.- Observo que Chikane la seguía con disgusto, sabía que ahora estaba muriendo de celos. Se detuvo en la pequeña estancia y se volteó hacia Chikane.- Te pido de la manera más amable, que no armes escándalos enfrente de Chizu.
-Es que yo no entiendo que hace él aquí, ¿Acaso sales con él?
-¿Y sí así fuera qué? .- Himeko coloco su mano en su frente, en forma de cansancio.- Yo no tengo porque explicarte nada y no tienes tampoco el derecho a celarme.
-Me gustaría que me pidieras la opinión sobre que personas quiero cerca de mi hija y justo aquel tipo no es una persona la cual quiera cerca de Chizu y menos de ti.
-Siento quitarte tus aires de grandeza, pero él seguirá siendo mi amigo, así que sí continuas atacándolo o incluso haciendo escenas de celo enfrente de nuestra hija, te tendrás que retirar.
-No quiero eso, no puedo irme.- Se intento acercar pero Himeko la evadió.- Yo no puedo vivir más sin ustedes.
-¿Por qué?.- Se sentó Himeko en una pequeña silla que había ahí. Su corazón se estaba desbordando, sabía que amaba a Chikane pero no podía simplemente quitarle la madre a una niña. Sabiendo que no tenía el derecho, su hija era ilegitima.
-Te amo, eso es más que suficiente.- Chikane se arrodillo frente a Himeko y le tomo las manos recargandolas en las piernas de Himeko.- Himeko, Cásate conmigo.
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No volvió a salir como ya lo había escrito. XD
¡Ya que! -u-
Espero les guste ahora sí xD
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Ella
FanfictionHacia un tiempo que no se sentía bien, no entendía lo que le pasaba, ver a su esposa ya no le emocionaba como antes y los asuntos de trabajo se le hacían más aburridos que nunca. Tomando la decisión de querer cambiar su forma de llevar las cosas dec...