Siempre ella.

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Despertó y la vio, durmiendo plácidamente con el cabello rubio esparcido en la almohada, tan bella como aquella primera vez, tan suya como lo era ahora, pero tenía que re-afirmar que Himeko en verdad ahora era suya, tenía que pedirle matrimonio de una forma inigualable e inolvidable.

Chikane se levantó, se tomó una ducha y se arregló, iría a ver a Katsumi, pasaría por su oficina, contrataria a una niñera para Chizu y regresaría a por Himeko. No podía esperar más, ya había esperado demasiado.

Chikane estuvo un gran tiempo con Katsumi, la niña le contaba el comportamiento del sujeto de cabello escarlata y ojos púrpura, mientras Chikane le hacía partícipe del próximo gran enlace. Salio de ahí y se dirigió a su oficina, sentía dejarle todo el peso a Shizuma, pero ya tendría tiempo de compensarla.

-Buen día, Shizuma.- Dijo entrando a su oficina.

-Chikane, ¿Ya vas a volver?

-Por el momento no, se que he dejado de lado mi trabajo y que tu te has encargado de todo...

-Eso para mi no significa algún problema.- La interrumpió.- En cuanto tu situación este arreglada, me gustaría tener unas vacaciones.

-¿Vacaciones? La última vez que tuviste vacaciones fue cuando tenías novia... ¿Encontraste a alguien?

-A la indicada, es hermosa y amable.

-¿Cómo sabes que es la indicada? La vez anterior con esa castaña dijiste lo mismo.

-¿Qué sentías cuando viste a Himeko?

-Sentía una opresión extraña, algo que no había conocido, algo que Kuu no me hacía sentir. Algo que llega a confudirte.

-¿Algo como más que necesidad? ¿Qué te hace sentir esas ganas de verla a todas horas y hacerla reír?

-Exactamente, pero cada quien tiene una forma diferente de ver el amor, ¿Quién es?

-Recuerdas a la chica esa pelirroja que hizo una columna de la empresa en el periódico?

-Sí, ¿Qué hay con ella?

-Me llamó hace un mes para dar una entrevista, nos citamos y bueno, hablamos mucho, la hice reír y ella me hizo feliz.

- ¿Y la columna? .- Chikane empezó a carcajearse.

- Esta esperando a que su jefe decida publicarla, ¿Tendré mis vacaciones?

-¿Crees que podría negarme? Hace tanto tiempo que no veo esa cara de atarantada.

-Gracias.- Respondió con el ceño fruncido.

Chikane salió de su oficina una vez arreglo detalles, visitó su joyeria de preferencia, aquella en la que años atrás le había mandado a hacer el anillo para Kuu, un anillo que demostraba lo cuán enamorada estaba. En antaño pudo haber dado su vida a Kuu, ahora su vida era únicamente para Himeko.

Aquella mujer de Francia que conoció por casualidad.

Sabía que una vez yendo a Estados Unidos por Himeko, era todo o todo. Himeko tenía que regresar con ella, porque ambas se aman, por eso se había anticipado, había mandado a hacer a el mejor anillo jamás creado.

Entró a la Joyería e inmediatamente vio al encargado, solo quedaría hablar con el dueño, el que seguramente tendría su anillo listo.

-¿Señorita Chikane?

-Señor Okimura.- Dijo Chikane acercándose al mostrador.- He venido por el anillo.

-Zafiro azul en forma de sol de 18 quilates sobre oro blanco.- Decía mientras sacaba la cajita en la que estaba.- Único en su especie y me halaga haberlo creado especialmente para ti.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora