El principio.

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La noche anterior había tenido que reprimir el deseo de poder poseer a Himeko, aquel beso había despertado su instinto más oculto, su libido se había puesto a tope, simplemente no podía con ello, tenía que tener a Himeko lo antes posible y también tenía que hacerle ver que lo más correcto era estar juntas.

Escucho ruidos en la cocina, no se había percatado de que había podido dormir, ya que dormir en un sofá no era nada cómodo, menos si te estas acostumbrada a dormir en camas King size. Se levantó perezosamente después de pensar en sí ponerse de pie o no. Se dirigió hacia la cocina y vio a Himeko, preparaba el desayuno.

-Buenos días.

-Buenos días, Chikane.

-Pudiste haberme despertado para que te ayudara.- Dijo Chikane, acercándose peligrosamente a Himeko, necesitaba tocarla.

-Te vi y pensé que probablemente no habías podido dormir bien, tenías una mala cara.- Himeko se escabullo de las intenciones de Chikane.

-Y tienes razón, deberías dejarme dormir contigo, el sofá no es nada cómodo, no pude dormir y ahora siento que me duele la espalda.

-Lo siento, pero eso no es asunto mío, tu pediste tiempo con Chizu, sufre las consecuencias.- Himeko se acercó a la estufa y le hizo señas a Chikane para que saliera.- Ve a despertar y preparar a Chizu para el colegio.

Chikane salió de la cocina, fue directo hacía la habitación de Chizu y entró. La vio dormir tan tranquilamente que su corazón se paralizo, se había perdido de ella 5 años, 5 años en los que no tenía ni idea de sí existía, nunca se paró a pensar en la posibilidad de que Himeko se hubiera quedado embarazada, vivió esos años pensando en que Himeko nunca la había amado de verdad y ahora ahí estaba la prueba, Himeko sí la había amado, tanto que había aceptado el nacimiento de ese retoño, el cual había cuidado con mucho amor.

Para cuando Chikane y Chizu entraron, el desayuno estaba servido y Himeko las recibió con una sonrisa brillante. Empezaron a desayunar escuchando las anécdotas de Chizu de días atrás.

-Usted, ¿Cuánto tiempo estará aquí?

-Uhm, es una buena pregunta, lo suficiente hasta que mi novia acepte casarse conmigo.

-¿Tiene novia y no quiere casarse con usted? Pues que tonta.

-Chizu.- Le llamo la atención Himeko.

-Sí, es muy tonta al no aceptar, ya que sabe que es mi vida entera.- Decía eso Chikane mientras observaba directamente a Himeko.

-Pues mejor cásese con mi mamá, ella nunca ha tenido pareja, vive muy sola, yo soy muy pequeña para llenar el vacío que llena una pareja.- Cuando Himeko escucho aquellas palabras de su hija, se atraganto con el pan que estaba comiendo, Chikane corrió a su ayuda.

-Chizu, tú aún no sabes lo que es tener pareja, así estoy muy bien.

-Yo creo que estas exquisita.- Susurro Chikane discretamente.

Después de desayunar, salieron con destino al Kinder en donde dejaron a Chizu. Chikane llevo a Himeko al Hospital en el que trabaja. Entró y también pudo ir con ella hasta su consultorio.

-Eres increíble.- Dijo Chikane después de admirar la decoración del consultorio.

-Creó que fue solo esfuerzo.

-Que modesta.

Chikane dejo sola a Himeko y salió, no podía estar ahí con Himeko, tenía que buscar que hacer, Himeko estaría ocupada las próximas 8 horas. Fue a un restaurante a almorzar, visitó bares y parques, se le estaban agotando las ideas, era como tener vacaciones. Al final se quedo en un parque cerca del Kinder. Intento pensar en el posible rechazo de Himeko.

Cuando vio que los padres empezaban a llegar, ella se acercó también a la entrada del Kinder, era un Kinder de prestigio, Himeko se había encargado de que Chizu recibiera desde ya, la mejor educación.

-Posiblemente ella me iba a presentar a nuestra hija algun día.- Pensó. Vio a la directora dejar salir a los niños una vez que confirmaba que los padres habían llegado.

-¿Padres de Chizu Kurusugawa?

-Yo vine a recogerla, Chikane Himemiya.- Se acercó a Chizu mientras le ayudaba con la mochila.

-¡Un gusto poder conocer a una gran empresaria! .- Expresó la directora y todos los padres presentes quedaron expectantes.

Después de sentirse analizada por todas esas madres que posiblemente no pasaban buena noche con sus maridos, ya que la habían visto con ganas de comerla, subieron al auto y se dirigieron a un heladería, en la que Chikane le compro un helado gigante a Chizu, un helado de menta con chocolate.

-Estoy llena, no podré acabarmelo.

-Y aún te falta uno.

-Imposible. Sí mi mamá se entera que comí helado antes de comer, me regañara.

-¿Ah, sí? Cuéntame como es ella. ¿Qué cosas te prohíbe y que reglas tiene?

-Es muy dulce pero enojona, en mis comidas siempre debo comerme los vegetales y sí no lo hago, en la próxima comida me dará doble porción de vegetales.- Chizu hacia ademanes y gestos graciosos.- No debo comer tantos dulces, pero los domingos me deja comer los dulces que quiera. Puedo ver la televisión hasta las 10 y sí no acabe la tarea a tiempo, no podré ver mi programa favorito.

-Es muy exigente.

-Dice que quiere lo mejor para mí, no suele regañarme, pero se cuando se enoja, es cuando compraba aquella revista de empresarios.

-¿Sí?

-Sí, parecía que al terminar de leer lo que buscaba, algo la irritaba.

-¿Salió con Souma?

-No sé, él era muy lindo conmigo pero a mi mamá no le gustaba que él se acercará de esa forma.

-Ya veo, ¿Nunca tuvo novio?

-Yo no sabía que era tener novio así que no. Pero se que me gustaría tener a otra madre o un padre.

-Es hora de irnos, tu mami pronto saldrá de trabajar.

Se dirigieron al Hospital y se quedaron afuera, recargadas en el coche esperando a que Himeko saliera, ambas con los brazos cruzados y recargandose en el auto. Himeko salió y al ver aquel acto tan simple, algo muy en el fondo la hizo quebrarse.

-Hola mi pequeña.- Dijo Himeko intentando disimular la voz quebrada.

-Hola mami.

-Hola Himeko, es hora de que vayamos a la casa.- Chikane dio la vuelta al auto y entró, esperaba que Himeko se sentará con ella, pero no fue así. Himeko se sentó con Chizu en la parte trasera del auto.

Himeko no hablo en todo el trayecto y Chikane solo la observaba por el retrovisor.

-Puedo decir que hoy fue un gran día.

-¿Ah, sí?

-Sí, me pase una tarde muy bien con Chizu.

-Estas logrando tu objetivo.

-Y pasamos a recogerte como una familia de verdad.

-Chikane, por favor.

Chikane se acercó a Himeko, lo suficiente que sus respiraciones se mezclaban, Chikane colocó sus manos en la cadera de Himeko y la atrajo hacia sí.

-Te amo, Himeko.

-Chikane yo...

-Tenemos una oportunidad, seamos felices.

EllaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora