Depeche Mode - Enjoy the Silence
Sara
El teléfono suena y lanzo mi mano hacia el origen del sonido. Antes de tocar el móvil pego con la mano en algún tipo de superficie dura y un alarido sale de mi boca, ayudándome a darme cuenta de que la resaca que tengo ahora mismo es del tamaño de un elefante.
Finalmente consigo coger el teléfono y descuelgo sin abrir los ojos, intentando moverme lo mínimo y deseando que no sea nada importante que perturbe mi sueño:
- ¿Sí?
- ¿Sara? – escucho la voz de Andrea.
- Ese es mi nombre.
- ¿Y si me vienes a buscar? Acabo de despertarme en casa de Abril y no me siento con fuerzas de levantarme del sofá.
- Vaya, qué coincidencia... Yo estoy exactamente igual; solo que estoy en cama.
- ¿En casa de Abril?
- Exactamente.
- Vaya – remite con un soniquete risueño-. ¿Bajas tú o subo yo?
- Si me aprecias, sube. Si no... ya nos veremos – le digo riendo.
- Vale, voy ahora pero... no me pidas que vaya rápido, ¿vale? Tan solo intentaré llegar. Y si no llego... nada de flores en mi entierro.
Cuelgo el teléfono y me estiro en cama. Estoy en la habitación de invitados, donde ya me he quedado a dormir alguna que otra noche. La cama sigue cubierta con el mismo edredón rosa y acolchado que tanto me gusta.
Sigo con la ropa de ayer aunque bastante más arrugada y todavía tengo un vaso lleno en la mesilla de noche. Cojo uno de los cojines que tengo por el suelo y lo acomodo contra el cabecero de forma que pueda recostarme en él.
Andrea no tarda mucho en llegar: su pelo revuelto y su sonrisa – también despeinada – me saludan desde la puerta como si estuviese esperando a que le de paso.
- ¿Hace falta que lo diga? Entra, anda.
Camina despacio desde la entrada hasta los pies de la cama y se deja caer, desplomándose sobre la cama y haciendo que los pocos cojines que quedan sobre la cama salgan volando.
Sus manos caen a la altura de mis rodillas y las coge con sus manos para impulsarse y subir por la cama. No puedo evitar morirme de la risa cuando lo tengo de frente y veo en su mirada un cartel luminoso en el que pone LUCHANDO POR VIVIR.
- Creo que estás peor que yo – le digo.
- Creo que bebí más que tú – sentencia.
- Creo que tienes más espacio para meterlo.
Aprovecho esta frase para darle un par de palmadas sobre la barriga y me doy cuenta que donde antes había una barriga como cualquier otra, ahora hay una serie de abdominales marcados que me cogen por sorpresa, algo que sin duda mi amigo nota.
- ¿Qué? Sorprendida, eh.
- ¿Cómo? ¿Por qué lo dices?
- Porque estoy buenísimo, ¿a que sí? Puede leerte la mente a través de los ojos – dice mientras me mira fijamente con el ceño fruncido.
- Siempre has estado buenísimo – le contesto, diciendo algo que por supuesto no se espera.
- ¡Vaya! Ganaste, no lo puedo negar.
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Ropa por romper: TORMENTA
RomanceCuando Sara recuerda todo lo ocurrido en los últimos seis meses decide cortar por lo sano y volver al sitio que más feliz - o menos triste - le ha hecho sentir nunca: Italia. Reencontrarse con sus amigos le devuelve un poco de la magia de la vida qu...