10. Aspersores y conversaciones

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Hymn for the weekend - Coldplay

Sara

- ¿Qué pasa con Florida? – pregunta Eric en un tono bastante estable.

- Yo... - es incómodo y es extraño-. Yo he estado los últimos meses en Florida. Conocí allí a Luca y bueno...

- Papá, tuvieron algo – dice Andrea cortante -. No creo que le apetezca hablar ahora mismo y menos con vosotros, ¿vale? Sara, si quieres sube a mi habitación. Ya sabes, primera a la izquierda. Yo subo ahora.

Inconscientemente le hago caso y me encamino hacia la habitación de Andrea. Subo uno a uno los escalones y con bastante esfuerzo consigo sentarme en su cama. Es tan alta que los pies me cuelgan y me hacen sentir incluso más pequeña de lo que ya me sentía.

Estoy tranquila. Respiro, no lloro y no estoy nerviosa. Creo que no soy consciente de lo que acaba de ocurrir. Probablemente ahora sí que esté en estado de shock. Intento decir para mí misma lo que acabo de descubrir pero no soy capaz de hacerlo. Luca. Y. Andrea. Son. Hermanos. Bueno, lo he hecho, ¿no? Sigo tranquila. Me parece que a pesar de haberlo dicho en mi cabeza, el concepto todavía no ha calado hondo para mí.

Andrea entra en la habitación y cierra la puerta con un leve portazo. Se acerca hasta la ventana para subir la persiana, de forma que un tenue hilo de luz se cuela en la habitación.

- Vaya – dice en un suspiro mientras se sienta a mi lado en la cama.

- No me lo puedo creer. ¿Cuál es la probabilidad que había de que tú y él fuerais hermanos? ¿Una en millón?

- Quizás sí. No lo sé.

Se estira hacia atrás y ocupa casi todo el ancho de la cama con su cuerpo. Es tan largo que el hecho de mirar a dónde llegan mis pies y a dónde llegan los suyos me hace sentir bastante pequeña.

- Bien, ya estoy más relajado, así que ahora me vas a contar qué te ha pasado con Luca.

- Es una larga historia, Andrea, además...

- Tengo todo lo que queda de día y muchos días más por delante. De verdad, te escucho.

- Llegué a la residencia, lo conocí a él y conocí a muchísima otra gente. Como la gente común, socializo. Conocí a un par de chicas de las cuales una resultó ser una gran amiga y la otra resultó ser una rana. Conocí a Luca y también conocí a Scott, aunque esa es otra historia. Me rompió todos los esquemas y todo lo que siempre rechacé es lo que es él, pero no pude evitarlo... me volvió loca.

- Entiendo.

- Y no sé cómo pasó. Cuando fui consciente de la situación creo que ya estaba enamorada. Estaba tan enamorada que había llegado a idealizarlo que cuando me enteré de que me había mentido fue como si me clavase una espada en el pecho.

- Así que te mintió. ¿Te engañó con otra?

- No, que va. Es difícil de explicar. Quizás no fue ese tipo de mentira... Deposité en él toda mi confianza. Deposité en él todo el respeto que tenía para mí misma y dejé que lo derritiera y se le cayese entre los dedos. Me sentí fatal.

- Muy propio de Luca.

- Y después discutimos, discutimos y discutimos. Nos echamos cosas en cara y discutimos un poco más. Bebimos mucho aquella noche. Y yo cogí el coche.

Andrea se incorpora para quedar a mi altura y ahora estamos de nuevo los dos sentados. Se gira de tal forma que queda justo enfrente de mí y me tensiono por completo. Me coge una de mis manos y la pone encima de la suya haciendo que choquen mientras me sonríe invitándome a continuar.

Ropa por romper: TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora