20. Viejas enemistades.

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Izal - Copacabana

- ¿Así que este es Luca? – me dice mi madre llevándome a la cocina.

Esta mañana ha sido, sin duda, de locos. Mis padres han llegado sobre las once de la mañana y tan pronto como han colocado las cosas en la casa hemos ido a comer. Bueno, me voy a saltar la parte en la que he tenido que escuchar que la casa estaba desordenada y bastante sucia porque no viene al caso.

Como decía, después nos hemos ido a comer al centro, a uno de los restaurantes favoritos de mi padre: serio, silencioso y formal. Bastante parecido a cómo es él, la verdad.

Hemos tomado una carne a la parrilla bastante pesada para lo temprano que era y para tener una boda a la tarde, pero no me iba a quejar para una vez que comemos en familia.

Después mi madre ha insistido en que vaya a la peluquería, así que he ido para que me peinen como siempre y me maquillen como siempre. Pero lo cierto es que ella se ha quedado bastante contenta.

Después fuimos corriendo hasta casa, mis padres tenían que darle el visto bueno al vestido. Extrañados, sonrieron al verlo. Parece que este vestido no pega conmigo ni con cola.

- ¡Sara! – grita mi madre en un susurro sacándome de mis pensamientos.

- ¿Qué? – le pregunto.

- Este chico que acaba de venir, ¿es Luca?

- No te hagas la boba, mamá. Lo visteis en el hospital

- Ya pero...

Se asoma al salón donde están perfectamente arreglados mi padre, una de sus hermanas (osea, mi tía) y un impecable Luca. Escucho de fondo cómo les pregunta si están ya listos y si quieres tomar algo antes de irnos.

- Pero Sara – dice volviendo y bajando la voz -. Pero este chico vivía al otro lado del planeta.

- Y yo.

- Ya. Pero... ¿te ha seguido o algo?

- Te asombraría saber que el mundo es un pañuelo, mamá.

- ¿Por qué?

- Él es de aquí. Vaya, nació aquí, su familia está aquí... Yo volví para encontrar paz y el, sin saber nada, también.

- Pues vaya coincidencia – dijo haciendo un mohín.

- ¿No me crees o qué pasa?

- Te creo, hija, te creo. Pero es más que raro.

- Lo es – respondo suspirando.

- ¿Y...qué sois? ¿Volvéis a estar...? No creo que él sea lo mejor para ti. Te volvió media loca.

- Gracias mamá – digo seca -. Loca me volvéis entre todos. No sé qué somos ni cómo estamos. ¿Te quedas más tranquila?

Me sonríe tiernamente y me acomoda las tiras del vestido de forma que vayan simétricas una con la otra, así que ya estamos listo para partir.

La boda se celebra en una gran casa particular con un jardín gigante en el que, de alguna forma, han metido una capilla improvisada y han convencido a un cura bastante joven para oficiar una misa que, por otra parte y gracias a dios, no tarda mucho en finalizar.

- Estás impresionante – me dice Luca al oído mientras nos ponemos en pie y el padre de Martha dice unas palabras sobre lo que le emociona esa boda.

- Gracias – le digo sin apenas mirarlo.

¡Por fin una noticia buena! Clara aparece en la misma mesa que yo (que debe ser la de gente joven que no sabe con quién sentar) de la mano de Marcos. Esto es fascinante. Recuerdo de Clara me había dicho algo de que tenía que acudir a una boda, pero joder, no pensaba que sería la misma.

Ropa por romper: TORMENTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora