Capítulo 8

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Axel bajó las escaleras prácticamente corriendo, a pesar de que le dolían todos los huesos del cuerpo, pero no deseaba toparse con alguno de los hombres que rondaban en el lugar, ya mucho había tenido con la escena que había presenciado en el baño minutos atrás. Y ni que decir de la crítica tan amable que había hecho la mujer esa acerca de ella.

Pasó por el inmenso comedor y ya en el sitio había varias chicas conversando alegremente, esperando a que les llevaran la comida probablemente.

¿Dónde rayo se iría a bañar ahora? Había salido molesta de ese cuarto y no se había puesto a pensar que tendría que ir a otra habitación donde quien sabe Dios qué cosas se encontraría.

Necesitaba un momento para pensar y dentro de esa casa no podría hacerlo con calma, así que decidió salir al enorme jardín que era lo único que valía de ese lugar, además de Claire y Thomas.

Estaba molesta y no entendía realmente por qué. No estaba molesta por como esa mujer se había expresado de ella, eso la tenía sin cuidado. Estaba molesta con ella misma porque se había sentido enoja al ver a Dominic prácticamente teniendo relaciones sexuales con esa rubia flacucha y eso no estaba bien. Estaba loca por siquiera estar experimentando inconformidad por eso. Si lo veía desde el lado lógico, para ella era mejor que Dominic estuviera involucrado con otra mujer y no con ella. Tal vez así, si encontraba con quien pasar el rato, él la dejaría ir de ese lugar y ella sería libre.

Apretó con mucha fuerza la ropa que llevaba entre las manos e intentó controlarse para no gritar.

— ¿A qué se debe el enojo?

— ¡Ay, Dios mío! —no se había fijado que había alguien más donde ella había decidido ir a desahogarse.

Había una mujer rubia de cabello corto por encima de los hombros, de unos bonitos ojos color avellana, no era más alta que ella, pero su figura estilizada y su porte y seguridad que irradiaba la hacían ver como de tres metros.

Estaba fumando, mientras le sonreía y veía con curiosidad.

— Hola, me llamo Christina —se presentó, extendiéndole la mano.

— Hola, soy Axel —respondió el saludo.

— ¿Y con quien estas furiosa? —preguntó esta vez. Se apoyó sobre la pared mientras continuaba examinándola con la mirada. Era como si estuviera tratando de adivinar en donde rayos calzaba ella en ese lugar.

— Conmigo misma.

— Estando aquí, es normal ese sentimiento —Christina soltó el humo del cigarro que retenía en su boca—. Con el tiempo se pasa y con la paga también, por supuesto.

— Yo no quiero estar aquí —pateó una pequeña roca que se interponía en su camino. Tal vez desquitándose con cosas pequeñas su enojo desaparecería por completo.

— ¿Entonces qué haces aquí? —había cierto tono de burla en su voz, pero cambió radicalmente de un segundo a otro—. Espera, espera. ¿Tú eres la chica de la deuda?

— ¿Cómo sabes eso? —caray, todos en esa casa sabían de eso. Que vergonzoso.

— Eres famosa niña, golpeaste a Dominic. Eres mi heroína personal —la risa de Christina era escandalosa pero contagiosa.

— Estaba molesta con él —sonrió sin quererlo al recordar lo mucho que disfrutó hacerlo y eso que jamás había golpeado a nadie en sus veinte años de existencia.

— ¿Estabas? O sea, ya no lo estás.

— Aún estoy molesta con él —se recompuso apenas escuchó eso. Claro que estaba molesta con él todavía.

Quédate a mi Lado✔ (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora