Capítulo 21

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Dom llegó a casa y lo primero que hizo fue buscar a Axel en la cocina, ya que en ese lugar solía estar la mayor parte del tiempo. Necesitaba hablar con ella, necesitaba que le explicara porque razón había huido de esa manera en horas de la mañana.

Él la había escuchado cuando salió de la habitación casi de puntillas y prefirió no decirle nada puesto que parecía tener prisa en salir de la casa.

En todo el maldito día su mente no dejó repasar cada detalle de la noche anterior y había que tenido que controlarse puesto que se encontraba en su lugar de trabajo, pero aún casi veinticuatro horas después todavía recordaba cada caricia que esa jovencita de veinte años le había ofrecido.

Axel era algo torpe en la cama, era comprensible, apenas estaba iniciando su vida sexual, pero las cosas que lo había hecho sentir fueron espectaculares. Nunca antes se había sentido tan lleno de paz y conforme con alguien a como se sentía el estar cerca de ella, y no solo era en el ámbito sexual, sino que en todo lo demás, ella era una bocanada de aire fresco en su vida y su corazón.

Cuando ingresó a la cocina se encontró con su hermano en compañía de Claire.

- ¿Dónde está? –no tuvo la necesidad de decir a quien se refería ya que ambos lo sabían de sobra.

- En la habitación -respondió Claire, mientras le ofrecía una taza de café a Richard-. No tuvo un buen día en el trabajo, así que se amable.

- ¿Qué le pasó? -Dom, de inmediato se puso alerta.

- Será mejor que ella te lo diga, pero cálmate, está sana y salva-Richard intervino en tono de burla.

Corrió escaleras arriba y de camino se topó con Chris, quien se burló de él al verlo correr como un demente.

Apenas abrió la puerta el corazón se le aceleró a todo lo que pudo al ver a Axel acostada, durmiendo plácidamente.

Se acercó a la cama y se agachó hasta quedar a la altura de la chica. Así dormida como estaba, relajada y despreocupada no pudo evitar sentir culpa de ser el causante de muchas de las tensiones por las que ella pasaba actualmente, sabía que extrañaba a su familia, a sus amistades, a su vida cotidiana y porque no, al mismo Kevin, pero era un ser tan egoísta que deseaba a Axel solo para él, no importaba su familia, amigos y nadie más. Con ella, él se sentía completo.

Acarició sus mejillas y estaban heladas a pesar de estar totalmente cubierta con las sabanas.

¿Cómo él, un hombre que siempre gustó de mujeres que lo deleitarán con su belleza y exuberante físico había puesto los ojos esa chiquilla ingenua?

Era guapa, pero no era el tipo de mujer con la que él solía relacionarse y mucho menos era el tipo de mujer por el que se comportaba como un demente controlador y manipulador.

Sonrió para sí mismo al encontrar con facilidad la respuesta a su pregunta. Se había enamorado de Axel y no era por sus anchas curvas que lo volvían loco, ni por sus bellos ojos que eran una mezcla entre marrones y verdes. Se había enamorado de su alma, su esencia, su calma, la alegría que irradiaba cuando sonreía o de la manera en que se sonrojaba sin razón alguna.

- ¿Qué has hecho de mí, Axel Rose? -le preguntó, sabiendo que no obtendría respuesta de parte de la joven, que dormía profundamente.

Besó su frente y se dirigió al armario para irse a la cama. Tal vez con más suerte podría hablar con ella al día siguiente.

Dom sintió como la cama se movió y a pesar de tener sueño abrió los ojos como acto reflejo, pero no hizo ningún sonido.

Observó a Axel salir de la cama e irse de la habitación.

Dom la siguió segundos después, ella no solía levantarse a horas de la madrugada y mucho menos salir de la habitación.

Axel se dirigió hasta la biblioteca y Dom no le perdió la pista.

Abrió la puerta y la vio sentada en el suelo, al lado de ventana que daba una vista perfecta a la cuidad.

Al parecer no lo había escuchado entrar y Dom aprovechó eso para acercarse a ella un poco más y estudiar su expresión melancólica.

- Hola, cariño.

La chica pegó un brinco debido al susto y lo volteó a ver. Sus ojos estaban llenos de lágrimas que resbalaban sin ton ni son por sobre sus mejillas.

- ¿Qué pasa? ¿Por qué lloras? -Dominic se sentó junto a ella y la abrazó por los hombros.

- No es nada, solo tonterías mías -ella trató de sonreír, pero Dom no le creía ese intento de aparente tranquilidad.

- No te ofendas, pero tu intento de parecer bien no te lo compro. ¿Qué pasó?

Axel tomó aire y todo su cuerpo tembló.

- Tuve un día malo en el trabajo -habló entonces, seguía sin verlo a los ojos y continuó con la mirada clavada en las luces de la cuidad.

- ¿Quieres hablar de ello? -insistió él.

- Tuve que hacerme cargo de una situación que ha hecho que me cuestione si en realidad estoy preparada emocionalmente para esta carrera y este trabajo -dijo apretado los dientes. Ya Dom conocía bien sus gestos y ese en particular lo hacía cuando estaba molesta o frustrada-. No puedo dejar de tomarme muy personal todo lo que ocurre en ese lugar y eso no está bien. Hoy un señor murió y no pude evitar pensar en mi padre, en el día de su muerte y el hecho de que ni un solo familiar llegó a verlo en sus últimos momentos. No sabes la rabia que sentí.

Dominic escuchó con atención y comprendió su frustración. Y eso le hizo preguntarse si en algún momento Axel había recibido la ayuda adecuada luego de la traumática de perder a su padre. Lo dudaba mucho.

- Lo lamento, cariño -dijo él con sinceridad-. Imagino que debió ser duro para ti tener que pasar por eso, pero debes aprender a poner límites entre tu trabajo y tus intereses personales. No es sano para ti.

- Si, lo sé, ya me lo han dicho antes, pero es difícil.

El joven notó de inmediato que no solo eso la estaba afectando, había algo más.

—¿Qué más pasó el día de hoy? —preguntó él, tratando de verla a los ojos, pero ella lo evitaba a toda costa.

Permanecieron en silencio por un tiempo bastante prolongado hasta que Axel por fin habló:

— Nada de importancia —le aseguró ella, limpiándose las lágrimas y ofreciéndole una sonrisa desganada.

Dom no le creyó, pero tampoco podía obligarla a que le dijera todo acerca de lo que le ocurría.

— Sabes que puedes decirme lo que sea, ¿cierto? —insistió él

— Lo sé —Axel se levantó del suelo y le extendió una mano, la cual Dominic aceptó sin problema alguno—. Volvamos a la cama—pidió ella entonces.

El joven accedió de inmediato y se convenció de que estaba siendo demasiado paranoico, Axel no le ocultaría nada de importancia.

Ella era distinta

Quédate a mi Lado✔ (Parte I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora