De rodillas miro el suelo.
Tomo tu mano.
Está tan fría.
Las gotas de culpa y enojo truenan en tan espeso silencio.
Siento dolor.
Tanta impotencia.
Dolor puro.
Dolor líquido.
—Hola mi amor...
Sé que me escuchas...
Nunca he sido bueno con las palabras...
Desearía poder describir el como se retuerce mi alma al ver a mi preciosa en esta situación...
Desearía tanto que fuese yo y no tú...
¿Te olvidaste de mi?...
Soy el mismo que te miraba bailar entre sauces, jugar con el viento, charlar con las flores.
¿Me dirás ahora que te decían?—susurro sin soltar su mano, con la cara empapada en dolor. Un dolor que nunca he conocido, constante, inclemente y punzante. —¡Respóndeme!, abre tus ojitos ¿Si mi vida?...
Yo te estaré esperando Sam...
Nunca te olvidaré...
Recuerda que yo te he amado...
Recuerda que yo te he esperado...
Yo no te encontré...
Tú me encontraste a mi...
Tú me salvaste Sam...
Perdóname por no haber podido salvarte yo a ti mi amor...
Me odio tanto...
Perdóname Sam...
Siempre te amaré...
No temas Sam...
Yo estoy contigo.
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SAM ©
PoetrySam tiene secretos. ¡Oh, cuantos secretos! Sam habla con las flores, les cuenta su tormento. Pinta sus colores en un lienzo imaginario. Entre pinceladas, susurra comentarios. "Tú los mataste" "Mereces morir" "Lo siento". "No deberías vivir". Sam ama...