Hoy fue un hermoso día.
Lleno de sol.
Lleno de vida.
En la tarde te vi caminar.
Tan pensativa.
Me miraste.
Tomaste una rosa blanca.
Te acercaste a mi y la pusiste en mi regazo.
—La tomé para ti —murmuraste entre dientes en voz tímida y sutil, mientras chocabas la punta de tus dedos entre sí, por la ansiedad.
—Es hermosa, gracias Sam —respondí complacido.
Me acerqué y te obsequié un pequeño beso en la mejilla.
Tu piel blanca, como nieve de invierno, se ruborizó de inmediato.
No dejaste de sonreír el resto de la tarde.
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SAM ©
PoesíaSam tiene secretos. ¡Oh, cuantos secretos! Sam habla con las flores, les cuenta su tormento. Pinta sus colores en un lienzo imaginario. Entre pinceladas, susurra comentarios. "Tú los mataste" "Mereces morir" "Lo siento". "No deberías vivir". Sam ama...