Entré en la habitación [238].
Te vi temblar empapada en sudor.
Abrazabas el violín que te regalé.
Lo tomé y lo puse sobre la repisa.
Me senté a un lado de tu lecho para atenderte.
Puse una toalla mojada en tu frente.
Aún el sol no se veía.
Todos dormían.
Tú sólo me veías.
Un trueno sonó a lo lejos.
Frunciste el ceño.
Estiré mi mano y acaricié tu mejilla.
—No temas Sam, yo estoy contigo.
ESTÁS LEYENDO
SAM ©
PoetrySam tiene secretos. ¡Oh, cuantos secretos! Sam habla con las flores, les cuenta su tormento. Pinta sus colores en un lienzo imaginario. Entre pinceladas, susurra comentarios. "Tú los mataste" "Mereces morir" "Lo siento". "No deberías vivir". Sam ama...