Anoche hablé con Dios.
Ya necesitaba hacerlo.
Mi tío Robert me enseñó cómo.
Presenté ante él mi petición.
Tal como me enseñaron.
No soy bueno con protocolos.
Así que le hablo cómo a un amigo.
Le pedí que reparara tu cabezita Sam.
Le rogué que remendara mi muñeca rota.
Él me escuchó.
Sé que me escuchó.

ESTÁS LEYENDO
SAM ©
PoetrySam tiene secretos. ¡Oh, cuantos secretos! Sam habla con las flores, les cuenta su tormento. Pinta sus colores en un lienzo imaginario. Entre pinceladas, susurra comentarios. "Tú los mataste" "Mereces morir" "Lo siento". "No deberías vivir". Sam ama...