Guardé silencio.
Mi boca no me obedecía.
No me obedeció en el beso.
Tampoco ahora lo hacía.
Que osadía de estos miembros anárquicos que no ayudan a mi causa.
Pusiste tu mano en mi rostro.
Pasaste tu pulgar por mis labios para remover el exceso de ternura.
Te levantaste y me dejaste en el banco de madera que había sido testigo de tan hermoso momento.

ESTÁS LEYENDO
SAM ©
PoetrySam tiene secretos. ¡Oh, cuantos secretos! Sam habla con las flores, les cuenta su tormento. Pinta sus colores en un lienzo imaginario. Entre pinceladas, susurra comentarios. "Tú los mataste" "Mereces morir" "Lo siento". "No deberías vivir". Sam ama...