-Hija, hija tienes que ir a la escuela, no puedes estar así toda la vida.
-Ya voy-me senté-.
-Ya te deje faltar una semana, ya es hora de que vayas.
-Está bien, mamá.
Beso mi frente y salió, me levante, me duche y me puse ropa holgada, un suéter de mi hermano que me regalo cuando ya no le quedo, me quedaba grande y largo, un pantalón de mezclilla y mis desgastados converse, solo me seque el cabello y lo deje caer libremente, quedo un mechón sobre mi ojo y estaba algo despeinado, aunque no quiera decirlo, me veía bien. Puse un poco de gloss y me pinte los ojos de negro y salí a desayunar, me senté y jugué un rato con mi comida. Luego me levante, tome mis cosas y salí sin decir nada. Tome el autobús y me senté hasta atrás subiendo mis pies al asiento y mirando por la ventana. Las lágrimas aun salían, y al bajar en el lugar donde hace una semana me desgraciaron la vida, llore más, me puse la capucha del suéter y camine hasta la escuela.
-¡Zoe!
Voltee y espere a Annia.
-Hasta que te apareces, que mal te ves.
-Gracias-dije con la voz ronca-.
-No, es en serio ¿Qué pa...? no, Mouque.
-No quiero hablar de eso, mejor vámonos.
Caminamos hasta la escuela, todos me miraban y susurraban cosas que no alcanzaba a oír.
-¿Qué pasa?-dije-.
-No lo sé.
-¡Oye Annia!
-¿Qué pasa, Alan?
-Hola, Alan-tendió la mano hacia mí-.
-Amm-la tome con miedo-... Zoe.
-Tienen que ver esto.
Camino y ambas lo seguimos, llegamos al centro de cómputo.
-Mouque de nuevo y... lo lamento.
-No importa, play.
Le dio play al video en la pantalla y... era yo, reconocía mis gritos y ese instante.
-Dios-empecé a llorar-. ¡Maldición!
-Calma-me abrazo, Annia-, no es la primera vez que lo hace, lo raro es que... algunas de las chicas ya no vuelven, por eso te está afectando.
-Quiero estar sola.
Me separe y salí corriendo, en el camino escuchaba todo tipo de comentarios como "zorra" o "¿Cuándo me dejas a mí?" todo tipo de estupideces. Llegue al baño y me encerré, me mire al espejo, el maquillaje empezaba a correrse, saque un paño y un sacapuntas cayó de mi mochila. Tenía mucho que no lo hacía, porque se lo prometí a mí hermano pero... no puedo más. Pise el sacapuntas haciéndolo trizas, tome la navaja e hice varios cortes, tal vez quince, mi mano se lleno de sangre, con el paño limpiaba la sangre. Cuando estuve segura de que la sangre ya no saldría a chorros, doble el paño y lo tire a la basura, baje la manga de mi suéter, me mire al espejo por última vez y salí del baño; el pasillo estaba solo, posiblemente todos estaban en clases ya. Camine a mí casillero, saque un cuaderno y una pluma y cuando estuve por cerrar el casillero una mano detuvo la puerta. Me asuste. Era un chico de cabello rojo cobrizo, ojos azules con toques verdes y piel blanca, un poco más alto que yo.
-¿Me permites?-dije con la voz lo más baja posible y soltó la puerta-. Gracias.
La cerré y cuando estaba a punto de caminar mire a los demás detrás de él, Mouque me miraba con una sonrisa realmente hermosa pero que me daba miedo. Mire de nuevo a ese chico, quien no decía nada, solo me veía.
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ANGEL SUICIDA
JugendliteraturDicen que los suicidas son cobardes pero si yo te dijera, "toma esa navaja y córtate" tú no lo harías ¿cierto? Solo por el hecho de que duele... ahora ¿Quién es el cobarde? ¿Tú o yo? Mi nombre es Zoe y soy una suicida, no elegí serlo simplemente...