CAPITULO 1

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-Hija, hija tienes que ir a la escuela, no puedes estar así toda la vida.

-Ya voy-me senté-.

-Ya te deje faltar una semana, ya es hora de que vayas.

-Está bien, mamá.

Beso mi frente y salió, me levante, me duche y me puse ropa holgada, un suéter de mi hermano que me regalo cuando ya no le quedo, me quedaba grande y largo, un pantalón de mezclilla y mis desgastados converse, solo me seque el cabello y lo deje caer libremente, quedo un mechón sobre mi ojo y estaba algo despeinado, aunque no quiera decirlo, me veía bien. Puse un poco de gloss y me pinte los ojos de negro y salí a desayunar, me senté y jugué un rato con mi comida. Luego me levante, tome mis cosas y salí sin decir nada. Tome el autobús y me senté hasta atrás subiendo mis pies al asiento y mirando por la ventana. Las lágrimas aun salían, y al bajar en el lugar donde hace una semana me desgraciaron la vida, llore más, me puse la capucha del suéter y camine hasta la escuela.

-¡Zoe!

Voltee y espere a Annia.

-Hasta que te apareces, que mal te ves.

-Gracias-dije con la voz ronca-.

-No, es en serio ¿Qué pa...? no, Mouque.

-No quiero hablar de eso, mejor vámonos.

Caminamos hasta la escuela, todos me miraban y susurraban cosas que no alcanzaba a oír.

-¿Qué pasa?-dije-.

-No lo sé.

-¡Oye Annia!

-¿Qué pasa, Alan?

-Hola, Alan-tendió la mano hacia mí-.

-Amm-la tome con miedo-... Zoe.

-Tienen que ver esto.

Camino y ambas lo seguimos, llegamos al centro de cómputo.

-Mouque de nuevo y... lo lamento.

-No importa, play.

Le dio play al video en la pantalla y... era yo, reconocía mis gritos y ese instante.

-Dios-empecé a llorar-. ¡Maldición!

-Calma-me abrazo, Annia-, no es la primera vez que lo hace, lo raro es que... algunas de las chicas ya no vuelven, por eso te está afectando.

-Quiero estar sola.

Me separe y salí corriendo, en el camino escuchaba todo tipo de comentarios como "zorra" o "¿Cuándo me dejas a mí?" todo tipo de estupideces. Llegue al baño y me encerré, me mire al espejo, el maquillaje empezaba a correrse, saque un paño y un sacapuntas cayó de mi mochila. Tenía mucho que no lo hacía, porque se lo prometí a mí hermano pero... no puedo más. Pise el sacapuntas haciéndolo trizas, tome la navaja e hice varios cortes, tal vez quince, mi mano se lleno de sangre, con el paño limpiaba la sangre. Cuando estuve segura de que la sangre ya no saldría a chorros, doble el paño y lo tire a la basura, baje la manga de mi suéter, me mire al espejo por última vez y salí del baño; el pasillo estaba solo, posiblemente todos estaban en clases ya. Camine a mí casillero, saque un cuaderno y una pluma y cuando estuve por cerrar el casillero una mano detuvo la puerta. Me asuste. Era un chico de cabello rojo cobrizo, ojos azules con toques verdes y piel blanca, un poco más alto que yo.

-¿Me permites?-dije con la voz lo más baja posible y soltó la puerta-. Gracias.

La cerré y cuando estaba a punto de caminar mire a los demás detrás de él, Mouque me miraba con una sonrisa realmente hermosa pero que me daba miedo. Mire de nuevo a ese chico, quien no decía nada, solo me veía.

ANGEL SUICIDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora