-Hola-dijo Scott tocando a la puerta-, ¿puedo pasar?
-Adelante-me senté-.
-Oye, iré a un bar a jugar billar con unos amigos ¿Quieres venir?
-¿Hablas en serio?
-Eres muy buena para el billar, anda vamos.
-Es que no sé.
-Vamos, te juro que mis amigos no te tocaran, menos si saben que andas con Alonso.
-Está bien, me cambio y vamos.
-Te espero abajo.
Salió de mi habitación mientras yo me ponía una pantalonera holgada al igual que un suéter, unos sucios tenis y un gorro de estambre, me veía realmente como una chica de barrio, siempre me gustaba vestir así para salir a lugares como bares. Antes salía con Scott, retábamos a los chicos de los bares a rondas de billar y siempre salíamos con unos 3 mil dólares en la bolsa.
Llegamos al bar, bajamos del jeep de uno de los amigos de Scott y me pareció ver la camioneta de Alonso estacionada ahí, pero no pude verla bien. Entramos al bar, el olor a cigarro y cerveza me golpeo el rostro. Scott saco una cajetilla de cigarros y les repartió a todos, también a mí. Lo encendí y comencé a caminar entre la gente, la mayoría hombres, solo me miraban, cualquiera que tuviera más de 20 años sabía quiénes eran los hermanos McCall. Llegamos a una mesa sola y tome un taco. Divise bien la bola blanca y tire, solo entraron dos. Había perdido algo de práctica. Le cedí el taco a Iván, uno de los amigos de mi hermano, que hasta donde sabía era hermano de Alan.
Termine mi cigarro y lo tire al piso, lo aplaste y al levantar la mirada, vi esos ojos azules, los ojos de mi novio. Estaba sentado en una mesa redonda con tres tipos más, tenía un cigarro en sus hermosos labios y un juego de cartas en sus manos. Se veía realmente concentrado, supongo que no me reconocía, yo misma al verme al espejo no me reconocía, además de que nunca me imaginaria en estos lugares. Decidí no darle importancia y seguí jugando. Luego de un momento se escucho un barullo afuera, vi a Alonso levantarse y salir, lo seguí y llegue a la puerta, el tipo de seguridad peleaba con otro tipo. Alonso llego y los separo, le dio un golpe en la cara al guardia y tomo por la camisa al otro.
-¡Llegas tarde, idiota, entra!
Lo aventó hacia adentroy luego entro él, conecto sus ojos con los míos. Ahora estaba más que seguraque no me conocía.
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ANGEL SUICIDA
Teen FictionDicen que los suicidas son cobardes pero si yo te dijera, "toma esa navaja y córtate" tú no lo harías ¿cierto? Solo por el hecho de que duele... ahora ¿Quién es el cobarde? ¿Tú o yo? Mi nombre es Zoe y soy una suicida, no elegí serlo simplemente...