Capítulo IX Secretos Letales

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Un mes después...

— Posición de combate... ¡Ahora! — dije mientras veía como Rolan y Morgan luchaban en un combate cuerpo a cuerpo, luego de ellos pasaron Shajor y Aiden y al final Youleak y Luke— Es todo.

— ¿Qué tal lo hemos hecho? — preguntó Luke sacándose el sudor de la cara.

— No son nefilims, ni tienen nuestra gracia, ni nuestras capacidades, ni mucho menos nuestra agilidad y destreza...— dije sonriendo— Pero casi igualan a uno.

— Eso fue cruel — dijo Ashira riendo— Vamos Perry, diles lo buenos que son.

— ¿No has escuchado que lo que mucho se alaba pronto se echa a perder? — dije mirándola— Es mejor que sigan creyendo que no son tan buenos.

Había pasado exactamente un mes desde que Aiden, Morgan y Luke habían llegado a Atlantis. Siendo sincera, puedo decir que se acoplaron rápidamente a nuestro duro estilo de vida. Habían completado el entrenamiento básico a la mitad del mes, a todos nos había sorprendido que unos simples humanos hubiesen evolucionado tan rápido. Durante ese mes, no pudimos volver a New York, ya que aún corríamos peligro; así que habían notificado a los padres de cada uno que estarían por unas semanas en Alaska como estudiantes de intercambio. Se lo creyeron gracias a Gwen y sus habilidades para hechizar (o como ella lo llama: persuadir) mundanos.

A pesar de que todo iba bien en Atlantis, aún seguía con mis investigaciones sobre la muerte de Leah, había podido escabullirme dentro de los archivos y había descubierto que su expediente de vida había sido enviado al Centro Historiador de Atlantes de Las Vegas. Y esa noche, mientras todos cenábamos en la fogata tomé una decisión.

— Estás muy pensativa, ¿qué te ocurre? — preguntó Luke mirándome.

— Estoy pensando en ir a Las Vegas — dije mirándolos a los tres.

— ¿Y para qué? — preguntó Morgan comiendo una pata de cordero.

— Para investigar sobre la muerte de mi hermana. Necesito respuestas y El Congreso no me las ofrece.

— Pero Perry, eso es arriesgado. Si El Congreso se enterase... — dijo Rolan.

— Pero no van a enterarse, ¿o sí? — dije volteando la cabeza y me quedé fija mirando a Sekora.

Sekora Lenuke, era la nieta de Achim Lenuke, El Líder. Ella estaba en nuestra tropa prácticamente por orden de Niach Baclovith, quien era un fiel seguidor de El Líder, porque de otra manera estaría sola y sin una tropa. Y como nosotros, la Tropa Atlangel, somos los más avanzados en nuestro entrenamiento y los que más demonios hemos cazado, ¿qué mejor regalito que poner a la nieta de Achim — la cual no sabía hacer prácticamente nada útil— en una de las mejores tropas?

— Por mí no te preocupes, yo no diré nada.

— ¿En serio podemos confiar en ti? No pareces nada fiable — dijo Bjaw ceñudo.

— Sea como sea, igual Peregrine va a actuar. Ni siquiera mi abuelo la va a poder detener.

— Que bueno que lo tengas en claro. — dije mirándola para luego centrarme en mi comida aún intacta.

— ¿Y cuándo piensas irte? — preguntó Camille.

— Esta noche, cuando todos duerman. Sólo vendrán conmigo Yesh, Ashira, y ellos tres. Para no levantar sospechas.

La Guardiana de Atlantis | INLUSTREM #1 Copyright ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora