Capítulo 17

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Capítulo 17

Caminé hacia las afueras del pueblo, aquí hay una casa enorme que está abandona de hace años, aquí venía de pequeña cuando me escapaba de mi casa. No sé por qué, pero esta casa me resultaba tan familiar y cómoda...

Sé que Ryan venía detrás de mí, pero sinceramente me da igual.

Escalé por la valla como cuando era pequeña y me colé en la propiedad, poco después oí como Ryan hacía lo mismo que yo.

Entré a la casa, encendí la linterna del móvil para no chocarme con nada. Varios gatos salieron de la nada, he de decir que siempre había venido aquí de día y nunca de noche y esto era escalofriante. Subí las escaleras, cada escalón que subía sonaba un sonido chirriante de la madera. Fui hasta el final del oscuro y largo pasillo y entré en la habitación que siempre entraba cuando venía aquí, era al único lugar que venía, es un dormitorio de una niña bebé al parecer. Me senté en una esquina como siempre hacía y escondí mi cabeza entre mis rodillas. Sentí como Ryan se sentaba a mi lado, pero no le di importancia.

-Esto da miedo. –Dice. Me encojo de hombros. - ¿Esta de la foto eres tú?

Levanté mi cabeza para mirarle. Tenía una foto bastante antigua en sus manos.

- ¿Eh?

-Es igualita a ti, mira. –Me enseña la foto y la observo asombrada.

La chica de la foto era igual a mí, mismos ojos, mismas facciones de la cara, mismo color de pelo.

Di la vuelta a la foto y vi que había algo escrito, estaba algo corrida la tinta, pero se podía leer fácilmente.

"Para mi gran amor. Nunca me olvides. Da una madre a nuestros hijos, que no crezcan sin ella. Te ama, Theressa."

- ¿Crees que sea...? –No terminé mi pregunta cuando Ryan se levantó del suelo y me tendió la mano.

-Vamos a casa de tus abuelos y lo preguntamos. –Cogí su mano y me ayudó a levantarme.

Salimos de la vieja casa y juntos anduvimos hasta casa de mis abuelos. Cuando llegamos encontramos todas las luces apagadas y ellos en su habitación, por lo que decidimos preguntárselo mañana por la mañana. Además, todavía no había averiguado nada de mi madre y tenía la ligera sospecha que esa tal Theressa era ella.

Ryan y yo subimos al segundo piso y los dos nos quedamos en la puerta de mi habitación, mirándonos y sin saber qué decir. Es como cuando estás en el instituto y llegas de una cita con el chico que te gusta, él te compaña a la puerta de tu casa y estás esperando a que te dé el primer beso.

-Bueno... Yo... eh... me voy a... ir a dormir... Sí, eso... -Murmuro. Él asiente, yo me giro para entrar en mi habitación.

-Princesa. –Me llama Ryan. Doy la vuelta y le miro. –Buenas noches. –Me sonríe.

Sonrío y me acerco a darle un beso en la mejilla.

Rápidamente me alejo y entro en mi dormitorio con mis mejillas coloradas.

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A la mañana siguiente me desperté por el molesto ruido que hacía móvil al sonar. Me moví en la cama y cogí el móvil de la mesilla. Vi quién llamaba y era mi padre, rodé los ojos. Tenía veinte llamadas suyas, quince llamadas de mi hermano, diez de Vicky y cinco de Matt. Había mensajes de WhatsApp, pero no los miré.

Dejé el móvil en la mesilla de noche otra vez y me puse en pie.

Una nueva llamada sonó, esta vez ni giré para ver quién llamaba.

Rebecca RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora