Rebecca Robinson

Capítulo 29

Capítulo 29

Narra Rebecca

No pude evitar sentirme mal y enfadada a la vez cuando vi a esas dos chicas agarradas a Ryan.

¿Por qué tenía que ser así de mujeriego?

O por lo menos, ¿no se podía conformar con solo una chica?

-Madre mía, vaya culo tienen. –Dice Will mirándolas el culo sin nada de vergüenza.

Su hermana y yo le miramos mal, aunque él solo se encogió de hombros sonriendo inocente.

Los dos se pusieron a hablar de cualquier cosa, pero yo no les prestaba atención, solo seguía con la mirada a esos tres hasta que doblaron una esquina.

Aún no puedo creer que haya hecho eso después de besarme hace unos días, sin embargo, no sé por qué me pongo así, tendría que habérmelo imaginado desde un principio, él solo me busca cuando no tiene a alguna tía rondándole por sus alrededores.

Ryan solo quiere diversión y eso siempre serán las chicas fáciles, como con todas con las que se va él, pero yo no le voy a dar el gusto de ser como esas chicas. Yo no soy así y menos por él.

- ¿Tú qué opinas, Becca? –La pregunta de Lana hace que les preste atención de repente.

-Perdona, no estaba escuchando. –Me disculpo sonrojada por no haber escuchado nada de la conversación que mantenían los dos hermanos.

-Decíamos que, si vamos a buscar a Ryan, es mejor que volvamos a la casa para poder irnos, aunque no creo que le siente bien que le cortemos el rollo. –Dice Will riendo.

-Iré yo a buscarle. –Me levanto de la silla decidida.

- ¿Segura? –Pregunta Lana. –No sabemos por dónde puede estar y no conoces el lugar, puedes perderte.

-Tranquila, le llamaré por teléfono.

-Ya le hemos llamado, lo tiene apagado. –Contesta Will.

-Bueno, iré a buscarlo igualmente. –Respondo.

Les doy una sonrisa y comienzo a caminar por donde habían ido esos tres.

Paso por un parque y justo les encuentro despidiéndose, las chicas le sonríen una vez más y se van juntas, con sus manos entrelazadas.

¿Qué?

Ryan las ve alejarse hasta que se da la vuelta y entonces nuestras miradas se cruzan.

Siento como el tiempo se hubiera parado, siento un sinfín de emociones y ese revoloteo en mi estómago no tarda en llegar.

No me puedo creer que esto haya pasado.

Ryan comienza a caminar hacia mí con esa sonrisa tan característica suya, yo no puedo moverme de mi sitio, es como si mis pies estuvieran pegados en el suelo.

-Hola. –Saluda cuando ya está justo enfrente de mí, a unos cuantos centímetros.

Tengo que levantar un poco mi cabeza para poder mirarle bien.

-Hola. –Murmuro tímida.

No puedo creer que después de haberse ido con esas dos le esté hablando tan tranquila.

- ¿Qué haces aquí? –Pregunta sonriendo aún.

Por Dios, creo que me voy a derretir como siga sonriendo así.

-Lana y Will han dicho que será mejor que nos vayamos ya, para llegar pronto a Los Ángeles.

-Cierto, vámonos. -Sonríe como un niño pequeño y me agarra de la mano para tirar de mí y comenzar a andar.