Capítulo 15

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Capítulo 15

Narra Ryan

No puedo creer que Connor se haya atrevido a llamar a Rebecca, ya le había advertido que no se arrimara a ella, pero sin embargo seguía jodiendo.

Desde la pelea que habíamos tenido en la puerta del hospital esta mañana tenía miedo que higa algo a Rebecca y más después de la advertencia que me ha dado.

"Yo que tú tendría vigilada a tu princesa más, no queremos que la pase lo mismo que a ya sabes quién"

Le odio, odio a Connor White, me destrozó la vida, y no solo a mí, sino también a mi familia. Desde entonces nada fue igual en mi casa, después de eso, mis padres murieron en ese accidente, dejándome solo. Puede que tenga a Mathew y a Laura, pero mis padres y Elizabeth eran lo más importante para mí por así decirlo, y ya no están.

Sé, que él cumplirá la promesa, y sé que algo tiene planeado para Rebecca, desde que apareció de nuevo en la universidad no ha parado de molestar a Rebecca y en serio, cada día tengo más ganas de pegarle la paliza de su vida.

Por lo menos, estoy tranquilo de que Rebecca le haya colgado rápido la llamada, en cuanto ha dicho su nombre me he puesto furioso, lo admito, no quiero que se arrime a ella.

Cuando llegué al gimnasio, entré sin saludar a la recepcionista y fui directamente al saco. No sé cuánto tiempo estuve dándole golpes al saco, pero los nudillos me dolían y sé que estaban sangrando.

- ¡Ryan! –Me paralicé al escuchar su voz, pero al instante seguí golpeando el saco. - ¡Ryan para por favor! –Me giré para mirarla, estaba un poco alejada de mí, mirándome preocupada y a la vez con miedo. –Para por favor, te estás haciendo daño. –Se acercó a mí y me cogió las manos para mirar mis nudillos ensangrentados. –No vuelvas a desaparecer así, me dejaste muy preocupada.

Sonreí inconscientemente, estaba preocupada por mí, eso es una buena señal, ¿no?

Llevé una de mis manos a su mejilla y la quité una lágrima que había salido de su ojo.

-Estoy bien, tranquila. Solo necesitaba despejarme. –Ella asintió. - ¿Cómo sabías que estaría aquí?

- ¿Qué pasa? ¿Acaso tú puedes saber cada uno de mis escondites y yo no puedo saber los tuyos? –Estaba seria, pero sabía que estaba intentando no sonreír.

-Nadie sabe que vengo a este lugar excepto... -Ahora ya sé quién se lo ha dicho. –Tyler.

-Bueno, tal vez sí me lo haya dicho Tyler. –Los dos reímos. - ¿Podemos volver a casa? Tengo hambre y hay que curarte esos nudillos. –Hace una mueca al mirar mis nudillos de nuevo.

-Esto no es tanto, hay veces que los he tenido peor. –La digo sonriendo.

-No hace gracia Ryan, te haces daño.

-Así es como me desahogo, princesa. Deberías probarlo, es mejor que... eso. –Digo señalando sus muñecas.

-Cada uno se desahoga como quiere. –Se encoje de hombros.

-Sabes que esa no es la solución.

-Lo tuyo tampoco.

-Dejemos el tema mejor. –Digo abrazándola por los hombros para hacerla caminar. - ¿Cómo has venido? –La pregunto cuando salimos del gimnasio.

-En taxi. –Contesta. Asiento y la hago caminar de nuevo, esta vez hacia mi moto. –Oh no, no voy a montarme ahí.

-Vamos princesa, ya has montado una vez.

Rebecca RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora