Capítulo 32

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Capítulo 32

Desperté por la cegadora luz del sol, pestañeé varias veces para poder acostumbrarme a la luz y me restregué los ojos mientras me estiraba un poco, desperezándome y despertando por completo. Me di la vuelta en la cama y me encontré con el bello rostro de Ryan.

Lucía tan calmado que no quería despertarle. Llevé mi mano a su mejilla y comencé a acariciarla suavemente, ignorando mis ganas de besarle y sobretodo, con cuidado que no despierte, por si sale corriendo y deja de hablarme.

Porque vamos, ¿qué chico como Ryan no haría eso? Anoche no pensé bien las consecuencias puesto que estaba cegada en el deseo que sentía hacia él y, aunque él me dijo que yo le gustaba, no estoy totalmente segura de eso, porque los chicos como él suelen decir esas cosas para llevarse a las chicas a la cama. Entonces, ¿quién me dice que Ryan no me mintió y lo único que quería era esto, acostarse conmigo?

Tengo miedo que despierte y me eche de aquí, diciéndome que todo fue una vil mentira para llevarme a la cama. Puede que anoche sonara muy convencido de lo que decía, pero a lo mejor ahora ha cambiado de opinión y ya no le gusto. O quizá nunca le hay gustado.

Una sonrisa enorme se hizo en la cara de Ryan, haciendo que parara de acariciarle la mejilla y cerrara los ojos haciéndome la dormida.

-Sé que estás despierta, princesa. –Murmura con la voz ronca. Seguí haciéndome la dormida, por el temor que sentía, por si oía alguna palabra que no quería que saliera de su boca. - ¿Con que no abrirás esos preciosos ojos, ¿eh? –Pude sentir como se levantaba, oh mierda, se va a ir. Pero entonces hizo una cosa que no esperé que hiciera, me besó. Sí señores, me besó.

Correspondí el beso algo torpe porque me había tomado por sorpresa, pero antes de que pudiera continuar con el beso, Ryan se separó de mí. Abrí los ojos y le vi a unos centímetros de mí, con esa gran sonrisa que le caracteriza y que pocas veces se le puede ver.

-Buenos días. –Susurré. Él se volvió a acercar a mí y me dio un pico.

-Buenos días, princesa. –Se vuelve a tumbar en la cama de lado, como había despertado. Me pasó el brazo por la cintura y me arrimó a él todo lo que pudo. A lo que yo me pregunto, ¿hará esto con todas las demás chicas o solo es así conmigo? –Temí que todo fuera un sueño, no sabes qué feliz estoy, sobre todo cuando he despertado y estabas a mi lado. –Dice escondiendo su cara en el hueco de mi cuello, haciéndome estremecer.

¿Entonces no había sido una mentira? ¿No me había utilizado?

Sacó la cara de mi cuello y me miró con un brillo que en lo poco que conozco no había visto nunca. Me dejó un beso en la frente que duró bastantes segundos.

-Yo temí que todo fuera una mentira. –Me atreví a decir.

Entonces él me miró como si estuviese loca.

-No Rebecca, no es ninguna mentira. –Respondió bastante serio. –Tú me gustas. Me gustaste desde la primera vez que nos vimos, en aquella fiesta de Tyler, donde nos presentaron. En ese momento supe que tú no eras como las demás chicas, que eras mucho más que especial. Y ahora me gustas mucho más. –Me acarició la cintura, causando que me sonroje. Aún seguía desnuda y me sentía indefensa. - ¿No vas a decir nada? –Pregunta.

¿Y yo qué le digo? Aún no sé si me gusta, aunque creo que eso está claro.

- ¿Desayunamos? –Pregunto escapándome de su agarre y levantándome de la cama bruscamente, por lo que rápidamente me arrepentí de haberlo hecho.

- ¿Te duele? –Pregunta mirándome preocupado.

-Solo un poco. –Mentí. –Vayamos a desayunar, tengo hambre.

Rebecca RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora