Capítulo 35

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Capítulo 35

Narra Ryan

Las chicas no se habían aparecido por la universidad en todo el día, había mandado un par de mensajes a Rebecca, pero ni siquiera los había mirado.

Me despedí de Tyler y me dirigí a mi coche. Conduje por las calles de Los Ángeles hasta que llegué a mi casa, esperando poder ver allí a Rebecca.

Al entrar por la puerta del piso, caminé por el pequeño pasillo hasta llegar al salón, donde allí me encontré a las dos chicas tiradas en el sofá arropadas con una fina manta y con cuatro tarrinas de helado de chocolate ya vacías.

-Hola. -Saludé acercándome a Rebecca y dándola un suave beso en la frente. Ella sonrío un poco, con sus ojos rojos y con restos de lágrimas y volvió su vista a la película. - ¿Está todo bien? -Pregunté preocupado.

Las dos asintieron sin mirarme.

-Es solo la película, Ry. -Rebecca ahora me mira con una ligera sonrisa, para querer tranquilizarme.

Asiento con la cabeza sin creérmelo mucho y camino hacia la cocina, para poder hacer la comida.

-Yo me voy ya, mis padres me estarán esperando. -Oigo decir a Vicky.

Después las escucho susurrar algo mientras que sus pasos se escuchan al caminar por el pasillo.

-Luego hablamos, te quiero. -Se despide Rebecca.

-Yo también a ti, Bec. ¡Adiós Ryan! -Grita antes de cerrar la puerta.

-Ry, no comeré. -Me dice Rebecca. Suspiro, cómo no.

Oigo la puerta del baño cerrarse y después el agua de la ducha.

Cuando yo ya estoy comiendo, Rebecca entra a la cocina con el pelo mojado y tan solo una toalla. Después de darla un rápido repaso, me doy cuenta de que tenía algo escondido entre sus manos antes de tirarlo a la basura.

-Princesa, vas provocando.

Ella me guiña un ojo y sale de la cocina medio corriendo.

Curioso, dejo de comer y me acerco a la basura.

¿Qué? Quiero saber qué tanto escondía en su mano.

Abro la tapa y lo primero que me encuentro es una prueba de embarazo.

Espera, espera.

¿Está embarazada? ¿Por eso está así?

Ay Dios mío, que voy a ser padre.

Pero espera, nosotros siempre hemos usado protección, entonces, ¿cómo puede estar embarazada?

La oigo canturrear camino a la cocina, por lo que rápidamente tapo la basura y vuelvo a mi sitio, para comer de nuevo.

- ¿Y... qué tal la mañana? -Pregunto intentando ocultar mi emoción.

¿Me dirá ahora que está embarazada?

-Bien, tranquila. -Responde simplemente, sentándose en la silla que está justo enfrente de mí. Coge una manzana del frutero que está en el centro de la mesa y empieza a mordisquearla. - ¿Y la tuya?

-Como siempre. Apuntes por aquí, apuntes por allá. -Me encojo de hombros. Ella suelta una risita y sigue comiendo la manzana. - ¿Algo que tengas que contarme?

-Nop. -Contesta. - ¿Por?

-No, por nada. ¿Qué habéis hecho está mañana?

-No mucho, hemos ido al centro a mirar un par de tiendas y después hemos venido aquí a ver un par de películas.

-Y a comer helado, como cuando estáis tristes.

Ella me mira sin entender, peor luego parece caer en algo y sonríe.

-Las películas eran todas de llorar.

Asiento con la cabeza y suspiro.

¿En serio no me dirá nada?

-Esta tarde saldré con Tyler. -La digo antes de volver a meterme el tenedor en la boca.

-Okay, yo iré a las pistas a practicar, estaré allí toda la tarde y volveré tarde.

Ella se termina de comer la manzana y la tira a la basura, su vista se queda en esa prueba unos segundos y antes de cerrar la tapa, suspira.

No entiendo por qué no me lo dice, ¿cree que voy a dejar de quererla?

Dios, no hay quién la entienda.

Aunque, ya sé cuál es la única forma de que puede que sí me lo diga.

Narra Rebecca

-Rebecca sigo insistiendo con que no participes, aún están a tiempo de sustituirte. -Desde que había llegado a las pistas, Nelly no había parado de repetirme eso, pero, ¿qué había hecho? Exacto, hacer oídos sordos. -Rebecca Robinson, hazme por una vez en tu vida caso de verdad.

Paré de patinar y la miré.

-Mira, Nelly, ya te he dicho mil veces que mi hombro está perfectamente, si no quieres que sea yo la que represente California, dímelo y punto, pero deja de decirme cada dos por tres que pueden sustituirme. -Antes de que pudiera contestarme, me di la vuelta y volví a ponerme a practicar.

Ya llevaba tres horas practicando y aunque estaba cansada, no quiero parar, tengo que estar a tope para mañana por la tarde.

Unos cuarenta y cinco minutos después, vi a mi mejor amiga parada al lado de las gradas, por lo que decidí que era hora de parar ya y de descansar de una vez.

-Hola. -La saludé mientras cogía mi botella de agua y bebía.

- ¿Cómo lo llevas?

Me encogí de hombros.

- ¿Y tú?

Mi amiga imitó mi acción anterior.

-No sé qué hacer. -Murmura.

-Creo que se lo tendrías que decir, no sé, es el padre de ese bebé.

-Pero, ¿y si me deja?

- ¿En serio crees que Tyler vaya a dejarte? Ya lo hemos hablado esta mañana Vic, Tyler está loquito por ti y por ese bebé no va a dejarte. Lo va a querer tanto como te quiere a ti.

- ¿Y si no es así? No quiero decírselo Bec, tengo miedo.

-Es normal que tengas miedo, pero lo único que puedes hacer es dejar de pensar en las cosas negativas.

-Claro, para ti es muy fácil decirlo. -Habla con ironía. -Tú no tienes un bebé en tu barriga.

-No digas eso. -Me río, por el sarcasmo que utiliza.

-Es la verdad. -Contesta. -Seguro que si tú estuvieras en mi situación estarías hasta por cortarte las venas.

-Sabes que ya no lo volvería a hacer. -Hablo molesta, alejándome de ella y yendo a los vestuarios para cambiarme.

Sé que no lo ha dicho aposta, que lo ha dicho porque es lo que se la ha venido a la cabeza, así es Vicky y ya estoy acostumbrada, pero me ha sentado muy mal que lo diga, porque ella sabe perfectamente que ya no lo haría, que estos meses he aprendido a no hacerlo.

Mi amiga vino andando detrás de mí intentando pararme, sin embargo, no la hice nada de caso.

-Venga Bec, sabes que no quise decir eso, perdóname. -Rodé los ojos y entré al vestuario, inmediatamente, Vicky entró detrás de mí. -Becky venga, no te molestes en serio. -Suspiré y seguí a lo mío. - ¡Rebecca Robinson deja de pasar de mí y perdóname! -Exigió exclamando.

-Mira Victoria -hago énfasis en su nombre y ella gruñe al escucharlo- me ha molestado lo que has dicho, como ya te he dicho y como ya sabes, no lo volvería a hacer, así que cállate ya.

-Pero perdóname. -Hace un puchero bastante exagerado.

-Que sí, que te perdono. -Ella salta feliz y me abraza casi asfixiándome. 

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Rebecca RobinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora