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Maratón 1/2

«Feels like this could be forever tonight, break the clocks, forget about time. There could be a world war three going' on outside. You and me were raised in the same part of town, got that scars in the same ground

-Quiero estar contigo, mañana en la mañana. -le susurró ella. Aún seguían abrazados en la sala del Ministerio.
-Ven conmigo a la mansión, quedate por esta noche. -respondió.
-N-no, no podría volver allí. -la castaña bajo la cabeza, sintiendo las lágrimas pinchar sus ojos a causa de los recuerdos.
Draco supo que era por lo que había pasado con Bellatrix.
-Hey -ahuecó sus mejillas con sus manos-. Recuerda que estaré contigo. Pero te entiendo, yo tampoco puedo vivir más allí, me cuesta conciliar el sueño...
-¿Cómo? -lo interrumpió- ¿Hace cuanto que no duermes?
-Dos o tres días ¿por qué?
-Eso es inaceptable. Tienes que dormir, recuperar fuerzas. Las ojeras no te favorecen. -le respondió divertida- Te acompañaré.
-¿A dónde? -preguntó confuso.
-A la mansión, Draco. Sé que me da miedo volver allí, pero... si te tengo a mi lado, sé que todo estará bien.

Draco la beso a modo de respuesta.

Narcissa ya no vivía allí, se había ido con Andrómeda, su hermana. Por lo tanto, Draco y Hermione estaban solos en toda la mansión, a excepción de algunos elfos que aún trabajan allí.

-¡Draco Malfoy! -grito apenas entró - Esta no son condiciones de trabajos para los elfos, ¡ellos tienen derechos! Ugh, mira eso ¡harapos! ¿Cómo puedes?

Draco la miraba caminar por la cocina, reprochándole y enumerando los derechos de los elfos. Le era imposible no reirse.

-Hermione, a ellos le gusta trabajar así. -respondió vagamente.
-Oh, no. No te permitiré decir eso, hurón oxigenado. Oye tú, cariño -hablo a una elfa- ¿te gusta trabajar en estas condiciones? -volvió a mirar a Draco- ¿Ves? No le gusta. -respondió incluso antes de que la elfa pudiera responder a su pregunta.

Draco rió más fuerte, la tomó por la cintura y la saco de allí.
-Enserio -le dijo mientras subían las escaleras- Tienes que cuidarlos. Ellos merecen ser mejor tratados.
-De acuerdo -respondió él, sonriendo- Si eso es lo que te hace feliz, entonces lo haré.

Su sonrisa desapareció y agregó: -Cuando vuelva de Azkaban.

La felicidad que ambos sentían en ese momento se desvaneció.

-Por una noche vivamos la magia, aunque al pasar las doce todo se convierta en calabaza. Al igual que Cenicienta. -susurró Hermione. Draco la miro confundido.
-¿Cenicienta? Creo que te estas volviendo loca. -dijo, y la sonrisa volvió a su rostro.

Estaban en el cuarto de Draco, acostados en un sillón que había allí, mirando el fuego de la chimenea. Sí, tenía una en su cuarto desde que su padre había comenzado a traer más mortifagos a la casa, había pedido que le coloquen una chimenea en su cuarto, porque no quería pasar su tiempo observando la del salón rodeado de asesinos.

Hermione le había contado la historia de Cenicienta, y él se mostró fascinado ante la imaginación de los muggles.

-Tengo miedo de lo que pasará mañana. -susurró la castaña. Su cabeza se encontraba recostada sobre el pecho de Draco, y él me acariciaba el pelo lentamente.
-No negaré que yo también. -respondió, depositando un beso en su sien.
-¿Qué pasa si intentan matarte? ¿Cómo soportarás a los dementores? -preguntó, aterrada.
-No lo intentarán. Y haré mi mayor esfuerzo para impedir que se roben mis mejores recuerdos, creeme. No pensemos en mañana. Disfrutemos esto. -volvió a depositar otro beso sobre la castaña.
- ¿Esto? -lo miró.
-Tú y yo, juntos, sin nadie que nos impida estarlo. Siendo felices.

Ambos sonrieron y se besaron, primero lentamente, luego, poco a poco, el beso se tornó pasional.
Hermione se sentó a horcajadas sobre las piernas de Draco, con sus manos en el cabello del rubio, lo revolvía y jalaba a su antojo.
Draco comenzaba a pasar sus manos por la cintura de la castaña. Inconscientemente, guiada por la lujuria, ella comenzó a pasar sus manos por el pecho de Draco. Cuando intento desabrochar su camisa, él la freno.

-Espera, ¿estas segura de que quieres esto? -preguntó, miraba directo a sus ojos.
-Sí -dijo-. Quiero esto. Te amo.
-No tienes que probarme que lo haces de esta manera. -volvió a hablar, interrumpiendo el beso que la castaña le brindaba.
-No quiero demostrar nada. Sabes que te amo, y yo sé que lo hago, no tengo nada que probar. Sólo, sí, estoy segura y quiero esto. -repitió, molesta.
-No quiero que luego te arrepientas. -susurró él, bajando su mirada.
-Draco, mirame -delicadamente lo tomó de la barbilla y levantó su rostro-. No me arrepentiría nunca, no es solo... sexo, es amor, y jamás podría arrepentirme de amarte.

Esas palabras profundizaron en Draco, quien la beso con ternura.

Se fueron despojando de sus prendas, tiradas a través del cuarto, en un camino hacia la cama.
El sudor los empapó, así como los gemidos y las palabras de amor llenaron el aire que los albergaba.

-¿Quieres algo para comer? -le preguntó.
Se encontraban desnudos, cubiertos por una fina manta, abrazados y mirándose a los ojos. Habían hecho el amor por primera vez, y querían apreciar el rostro del otro, sobre todo porque pasaría un año para que se vuelvan a ver.
-Sí -respondió-. Iré a preparar algo.
-¿Qué? No, los elfos lo harán. -dijo, abrazándola por la cintura.
-No, ellos no trabajan en las condiciones correspondientes. -se había puesto seria.
-De acuerdo, entonces yo lo haré.
Draco se levantó después de decirlo.
-Ay por favor, ¡tu no sabes cocinar! -dijo, riendo.
-Me ofendes, Granger, ¿quieres apostar? -contestó, tomándola por la cintura, divertido.
-¿Que ganaré?
-Lo que quieras, siempre estoy preparado para una segunda ronda. -levantó una de sus cejas.
-¡Draco! -dijo, ruborizándose. El rubio rio y la beso.

La cocina era un desastre. Harina, huevos rotos, platos sucios, todo desordenado. Incluso Draco y Hermione tenían harina en sus caras, manos y cabellos. Reían, felices, mientras comían los waffles, hechos por ellos mismos.
Luego, cuando subieron al cuarto, y Hermione había ido a tomar una ducha, Draco decidió escribirle una carta, para que ella leyera una vez que él se había ido.

-Hey -escuchó la voz salir del cuarto de baño y se apresuró a guardar la carta- ¿No te molestaría sólo acostarnos y dormir? Estoy agotada.
-Por supuesto que no. Ven. -la llamo a su lado. Ella recostó su cabeza en el pecho de Draco.

La noche ya había caído, y las horas parecían perderse en ella. La separación parecía inevitable.

-Hermione. -pronunció, y esperó su respuesta. Llevaban un largo rato acostados, y la castaña estaba un poco dormida.
-Mmh -dijo a modo de respuesta.
-¿Quieres ser mi novia? -preguntó.

Falling in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora