XV

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«I'm missing  half for me when we're apart»         «I start to say I think I love you but I make no sound»



Ni siquiera notó que Draco ya no estaba. De un momento a otro había desaparecido de su lado.

—Lo ha hecho para que te quedes. No se podían permitir perder más tiempo. —explicó Andrómeda.

—Yo debería ir con él. —repuso furiosa Hermione.

— ¿Y que te pasara algo? Él nunca se lo perdonaría.

—Puedo cuidarme por mi misma. —volvió a reponer, aún con más furia que antes.

—Créeme que lo sé, querida, pero quién-tu-sabes estaba ahí. ¿Sabes a quién mataría primero? Ni siquiera lo pensaría, a penas tú te aparecieras en esa sala, serías la primera en caer. —respondió Andrómeda, angustiada. Hermione no dijo nada, porque sabía que tenía razón.

—Ven, acércate, come algo. —volvió a hablar la mujer.

Hermione se acercó, tomó un muffin y un vaso de chocolate caliente. Cerró los ojos al probar la infusión.

—La comida muggle es tan rica. —dijo, aún con los ojos cerrados, saboreando el chocolate en su paladar.

—Lo sé —rio ligeramente Andrómeda—. Tuve que leer muchos libros de cocina muggle, podía hacer magia pero no sabía cocinar.

Hermione también rio, y luego se produjo un silencio, que lejos de estar vacío, estaba lleno de preocupación.

—Él volverá por ti. —dijo Andrómeda de repente, obligando a Hermione a levantar la mirada de la taza que sostenía en su mano.

— ¿Cómo lo sabe?

—Hermione, él te ama. Y yo sé que tú también sientes cosas por él —ante la mirada de la muchacha, Andrómeda agregó: —Quizá no puedas admitirlo ahora, porque tu cabeza no tiene tiempo para pensar en eso, pero puedo verlo en tus ojos, en la manera en que lo miras. Él lo sabe, también, y no te va a dejar. No ahora, que sabe que le correspondes.

Volvió a quedarse a callada, porque otra vez Andrómeda tenía razón.

—No es sólo eso, también tengo miedo por mis amigos. —confesó.

—Harry Potter, el niño que vivió, se ha enfrentado a cosas como estas durante siete años, nadie mejor que tú sabe que puede manejarlo. —respondió algo divertida, intentando animarla. Y Hermione asintió, sonriendo.

— ¿Podría... podría pedirle otro muffin? —preguntó avergonzada.

—Oh ¡por supuesto! Toma todos los que quieras.



Draco se apareció en la cocina de la mansión Malfoy. Pudo escuchar la voz de Lucius, gritando.

— ¡Nos matará, Narcissa! ¡Nuestro hijo nos ha condenado!

Se acercó, pues sabía de dónde provenían los gritos. La puerta debajo de la escalera.

— ¡Tú nos has condenado! —le gritó a su padre, abriendo la puerta. Lucius quedó sorprendido al verlo.

—Draco... hijo —solo fue capaz de articular. Se acercó, y para la sorpresa de Draco, lo abrazó.

—Tenemos que irnos. —dijo Narcissa.

—No —dijo Draco, alejándose de su padre—. Tengo una idea mejor, pero debemos movernos rápido. 

Falling in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora