Epílogo

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10 años después (2011)


El viento entraba por la ventana, trayendo consigo el olor a pino del bosque. 

Hermione se removió en la cama, y se abrazó al cuerpo de su marido. Inconscientemente, él la rodeó con sus brazos.

Alguien golpeó la puerta, y terminó por despertarla del todo. 

Se levantó de la cama, envolviendo su cuerpo en una bata, y salio al pasillo.

En la puerta estaba la única elfa que vivía con ellos.

  —Señora, lamento despertarla, pero el niño Cygnus se ha despertado llorando, y pide por usted. — dijo.

—No te preocupes, Fifi, ya voy con él. —respondió y se dirigió al cuarto de su hijo.


  —¡Mamá! —dijo el niño, y saltó en sus brazos— Mamá, estaba soñando algo feo. 

—Oh cariño, mamá está aquí, y nada malo podrá pasar, ¿de acuerdo?

El niño  asintió. Hermione lo recostó de nuevo en la cama. 

  —Canta, mamá, así podré dormir de nuevo. —pidió.  Asintió, y comenzó a cantar una canción de pocas estrofas que había leído en un libro recientemente, y que no podía sacar de su cabeza. 


En lo más profundo del prado, allí, bajo el sauce

Hay un lecho de hierbas, una almohada verde suave; 

Recuéstate en ellas y cierra los ojos sin miedos,

El sol ya salió y se encuentra en el cielo.

El sol te protege y te da calor, 

Las margaritas te cuidan y te dan amor, 

Tus sueños son dulces y se harán realidad

Y mi amor por ti, aquí perdurará.


No hizo falta que siga cantando, Cygnus ya estaba dormido. 

  —No podría haber deseado una mejor madre para mis hijos. 

Levantó la vista para encontrarse con Draco, que los miraba desde el marco de la puerta.

—Buen día —dijo ella.  

Se acercó a él, Draco la abrazó y besó su frente. 

  —¿Quieres desayunar? —preguntó. Hermione asintió, y ambos bajaron a la cocina.





Cuando nos enteramos que seriamos padres decidimos que era hora de tener nuestra propia casa, porque por mucho que nos gustara vivir con Narcissa, Andrómeda y Teddy, no queríamos que nuestro hijo crezca sobre lo que alguna vez fue un cementerio pisado por Tom Riddle. 

Los nueve meses de embarazo fueron tan especiales como frustrantes. Draco estaba muy atento, siempre preocupado por mi y el bebé, pero tan ansioso.

¿Hay alguna manera de que puedas apurar el embarazo? —solía preguntarme.

Ante mi negativa, él decía: —¡Pero eres la mejor bruja de esta generación! ¡Tiene que haber un hechizo! 

Falling in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora