XVII

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«Sometimes I think I hate you, I'm sorry, dad, for feelin' this I can't believe I'm sayin' it, I know you were a troubled man, I know you never got the chance to be yourself, to be your best»

El impacto nunca llegó.

Abrió los ojos lentamente y pudo ver a Lucius recibiendo de lleno la maldición imperdonable.

-¡No! -gritó.

Con todas las fuerzas que pudo juntar empujó al mortifago que tenía encima y este cayó sobre una gran roca, quedando inconsciente en el acto.

Draco se levantó y empujo a Lucius al piso. La risa de Bellatrix resonaba por encima del bullicio, periféricamente la vio desaparecer.

-¡No, no, no! ¡Papá! -gritaba e intentaba despertarlo.
Era en vano: se había sacrificado por él.

-¡No, demonios, no! ¿Por qué? ¡Papá! ¡Despierta! -sollozaba, le era imposible detener las lágrimas que corrían por su rostro-. Papá, por favor ¡despierta!

Las lágrimas y sollozos salían sin control, su cuerpo temblaba, el pecho le ardía de dolor, un dolor que jamás había sentido.

Draco se abrazó al cuerpo inerte de su padre. Jamás iba a decirle que lo quería, que lo perdonaba por todo. Ya no habría días en los que Lucius y él jueguen quidditch, ni se rían juntos. Tampoco habría ya días malos. Pero no quería pensar en esos momentos, porque él sabía que su padre se estaba redimiendo. La culpa comenzó a esparcirse por su débil cuerpo, su padre se había sacrificado por él, ¿existia demostración de amor más grande que esa?
Lucius lo amaba. Y al fin y al cabo, él también lo quería. Pero ahora ya no podría decírselo. Lucius murió creyendo que su hijo no lo quería, sabiendo que no lo había perdonado.

Se secó frenéticamente las lágrimas y en un susurro dijo: -Te quiero, papá. Siempre lo haré.

Hermione estaba con Ron, sentados en la escalera, esperando que Harry regresará, cuando lo vio pasar. Iba caminando hacia el pasillo que dirigía a las mazmorras.
Corrió hacia él sin darle una explicación a su mejor amigo.

-¡Draco! -el susodicho siguió caminando.
Volvió a repetir su nombre y él se volteó a verla. Hermione acelero más su trote para llegar hasta él.
Lo primero que noto fue un moratón creciendo en su cuello, y sangre brotando de sus nudillos.
-¿Qué te pasó? -inquirió.
-No es de tu incumbencia, Granger. -respondió frívolamente, e intento seguir caminando pero Hermione lo tomó del brazo.
-¿Por qué lloras?
-Yo... -se quedó mudo. Lucius había muerto por él, y las imágenes de repetían una y otra vez en su cabeza. Lloraba por su padre, pero no podía, no lograba decir en voz alta lo que había sucedido.
-Escucha -se apresuró a decir la castaña -. Lo que oíste hoy de Ron no es verdad. Él no es mi novio, sólo... Él interpretó mal las cosas, ya sabes cómo es Ron.

No, quiso decirle, no sé cómo es Ron.

-Esto no es sobre ti. Disculpa.
Y dicho eso se alejó corriendo.

Su mente no sabía qué hacía, ni a donde se dirigía. Vagaba sin rumbo alguno, perdido en lagunas de recuerdos dolorosos. Sin darse cuenta, se encontró dentro del gran comedor... rodeado de más muerte.
El lugar estaba lleno de cuerpos sin vida y gente llorando. Se quedó mudo al ver tantas personas fallecidas; sus maestros, sus compañeros. Había muerto gente con la que convivía a diario, con algunos había llegado a interactuar más de una vez. Y ahora todos se habían ido, habían dejado de existir como si no fueran nada más que humo. Justo como su padre.

Se sentó en un banco, con la mirada perdida. Ni siquiera se percató que Hermione estaba cerca de él, abrazando a Ronald.

Ella lo vio y decidió volver a hablar con él, quería saber qué era lo que pasaba, porque podía notar sus ojos mas tristes de lo normal.

-Ron, debo irme. -le susurró en el oído. Él también estaba sufriendo, y demasiado. Al instante en que lo dijo se sintió culpable, sin embargo el pelirrojo la soltó, asintiendo. Ella le dedicó una mirada llena de dolor, y se dirigió hacia Draco.

-¿Podemos hablar? -preguntó con cautela.
Draco la miro y tardó unos segundos en reconocerla. Se veía perdido, desorientado y extremadamente desesperado.
-No hay nada de que hablar. Y lo hubiera creo que no es el momento adecuado. -respondio en un susurró, arrastrando las palabras.

A Hermione le parecía un niño perdido, y tuvo que reprimir sus ganas de abrazarlo porque entonces perdería todo su orgullo y dignidad.

Un pensamiento repentino golpeó la cabeza de Draco, había dejado a su padre en medio del jardín. Lo había dejado, y alguien podría haberlo tomado, si habia desaparecido no tendría nada que enterrar... Se paró de repente, totalmente desesperado.
-Sé que algo te pasa. -susurró Hermione, él sólo asintió y siguió buscando desesperadamente, con la mirada, algún indicio del cuerpo de su padre.

No tendría que haberlo dejado allí, se decía mentalmente, quien sabe lo que podrían hacerle.

-Draco. -lo llamo la castaña, pero parecía que él no la escuchaba.

Demonios, ¿dónde esta? Necesito recuperarlo.

-Draco, mirame. -esta vez tomó la barbilla del rubio y lo obligó suavemente a mirarla. Apenas hizo contacto con los ojos de Hermione se desarmó por completo, cayendo en la realidad como si de un pozo negro se tratara.
-Ha muerto, Hermione -lloraba-. Ha muerto.

El primer instinto de la castaña fue abrazarlo, y al hacerlo pudo sentir como Draco se quebraba en sus brazos. Él lloro, lloro tanto que ella también lo hizo. Una vez que él se calmo lo suficiente, Hermione hizo la pregunta.
-¿Quién?
-Mi padre. -respondió.

Falling in love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora