Falling in love.

XXIII

  «Better than worlds, more than feeling. Crazy in love, dancing on the ceiling every time we touch. I'm all shook up, you make me wanna... How deep is your love? God only knows, baby»                          «You're asking me will my love grow I don't know, I don't know, you stick around and it may show»  

La noticia pareció encantarles a todos  los habitantes de la casa, incluso a los elfos.

Todo marchaba normal. Todos estaban bien, contentos, felices.

Harry pasaba mucho tiempo en la Mansión Malfoy, pues había comenzado a trabajar con Draco en un proyecto de seguridad mágica. La idea de éste era que no vuelvan a surgir mortifagos sin que el Ministerio lo sepa. A su vez, Draco estudiaba para ser auror.

Hermione aún trabajaba en el Ministerio, en el área de Defensa de Criaturas Mágicas. Había abandonado su idea de enseñar en Hogwarts porque había empezado a darle clases particulares a Teddy. Aunque era todavía muy pequeño, la castaña insistía en que debía recibir una enseñanza básica, y así lo hacia todas las tardes en su sala de juegos. Hermione le enseñaba los números, las letras, y canciones que ella recordaba de su infancia. La mayor parte del tiempo la pasaban jugando, a veces también se sumaba Draco. 

Andrómeda y Narcissa habían aprendido muchísimas cosas muggle ya que Hermione convivía con ellas, lo que más les agradaba a ambas era la cocina. Los elfos se sentían un poco resentidos porque sus amas hacían su trabajo, pero no podían negar que estaban mucho más tranquilos ocupándose otra tareas de la casa. A demás de ser grandes cocineras, eran las abuelas de Teddy, pasaban sus días enteros con el niño, y este les daba grandes dolores de cabeza, era innegable que tenia el espíritu merodeador de su padre, y la astucia y gracia de su madre. 

Así transcurrían los días en la vida de todos, con una tranquilidad y paz casi desconocida. 

Navidad estaba cerca, y Draco quería celebrar. Decidió volver a recrear el baile de cuarto año, invitando a todos los ex alumnos y profesores de Hogwarts. Incluso Viktor Krumm y Ronald Weasley estaban invitados. Junto a sus mejores amigos, su madre y su tía, pasaron meses planeando la fiesta.

El salón principal de la mansión había sido decorado, en la medida de lo posible, igual que el comedor de Hogwarts en 1994.

—Malfoy. Esto es impresionante, luce tan parecido, casi idéntico. Permiteme felicitarte.—le dijo McGonagall al entrar. 

—Muchísimas gracias, profesora.—respondió.

 Uno a uno, todos fueron llegando. Los elfos se paseaban por el salón bien vestidos, y atendiendo a todos los invitados con carisma. Narcissa hablaba con todas las personas con las que había perdido contacto desde la batalla, y con las que nunca había tenido contacto, incluso con los Weasley, a los que pidió perdón y expreso cuanto sentía la pérdida de Fred. También Andrómeda era anfitriona, pues muchos estaban sorprendidos de verla después de tantos años. 

Harry llegó con Ginny, y Draco se apresuró a llevarlos al estudio. 

—Ginevra, ella esta arriba. Tercer cuarto a la derecha. Distraela hasta que te demos la señal.—dijo.

—Hola, Malfoy. También es un gusto verte. Oh, estoy muy bien, gracias por preguntar.—respondió con sarcasmo, y luego se marchó. Por mucho que le gustara pelear con el slytherin, tenía una tarea que hacer.