Cap 4

3.1K 201 26
                                    



Estoy delante de una de las partes del maravilloso tríptico azul de Miró, siempre me han encantado sus obras. Matt está a mi lado, creo que ya aburrido de estar en la misma sala desde hace tanto rato, pero no dice nada, al final me apiado y decido pasar a la siguiente en un par de minutos.

_ ¿Puedo hacerte una pregunta?

_ Claro.

_ ¿Qué ves en el cuadro?

_ ¿Qué ves tú?

_ Es grande, con fondo azul, un palo rojo y manchas negras formando una fila. Tengo curiosidad por saber lo que piensas tú, qué te fascina tanto.

_ Pienso en la unión de arte y naturaleza, en como con los años han ido cambiado el concepto de arte desligándose de lo que nos rodea.

_ ¿Por este cuadro?

Me río de su cara, no entiende nada, creo que ahora mismo esta pensando que estoy completamente loca, no me extrañaría nada que saliera corriendo huyendo de mí.

_ Mira lo que te rodea, ¿no ves nada raro?

Le observo mientras mira con curiosidad la sala, buscando una pista que parece que no encuentra. Me fijo en sus ojos, con esta luz se ven con absoluta claridad, son increíbles. Tiene las pestañas largas, con las cejas definidas, no demasiado espesas pero tampoco finas, perfectas. En esta sala se le resalta todavía más el color de los ojos, por fin los veo de día, no hay ni punto de comparación con como se ven de noche, ahora son todavía más increíbles aunque parezca mentira. Me quedo como una tonta observándole, me doy cuenta de que en la parte superior del ojo derecho tiene una mancha marrón, anoche no se veía, me resulta curioso, es la primera vez que conozco a alguien con heterocromía, he de admitir que hasta eso en él resulta tremendamente sexy.

_ Veo cuadros raros, nada más.

_ ¿No te resulta curioso la cantidad de cristalera del museo? En casi todo momento se ve el mar, se intenta fusionar el arte con la naturaleza que le rodea, mezclándola, haciéndola toda una. Este cuadro viene a significar eso, Miró quería plasmar el mar mediterráneo, mostrándonos algo completamente inmenso pero a la vez finito. Eso es lo maravilloso, el entorno ayuda a maximizar el significado de la propia obra está maxificando su significado a la enésima potencia.

Se me queda mirando impresionado y se gira para volver a observar la obra, con curiosidad, mirando al rededor suyo. Me sorprende su actitud, cualquier otra persona o se habría reído de mí o me habría dejado sola arto de escucharme, pero él no, se interesa por lo que digo.

Cuando ya hemos acabado de ver el museo ya se ha hecho la hora de comer, bueno, la hora para mí, en España se suele comer mucho más tarde que aquí. Me pongo a mirar los sitios de la zona, todo son marisquerías. No sé si Matt se quedará a comer conmigo o decidirá irse ya a su casa cansado de mí, no todo el mundo aguanta toda una mañana conmigo en un museo, y menos una persona que casi ni me conoce. Creo que se ha dado cuenta de la cara de asco que pongo al ver el pescado, está mirándome de reojo divertido, le hago gracia.

_ ¿En este pueblo todo son marisquerías?

_ Sobre todo. No te preocupes, si quieres te invito a comer a casa, así no te pasas de tu presupuesto de 300€

_Ah, no hace falta, lo hago más por mis amigas que por mí, yo soy una persona muy ahorradora, el resto del año no gasto prácticamente nada y ahorro para las vacaciones. Lo decía porque no como pescado ni marisco.

_ Conozco cerca un sitio que te gustará, si vamos un poco más para dentro hay lugares mucho mejores y más baratos.

_ Si quieres irte a casa lo comprendo, no todo el mundo aguanta tanto tiempo conmigo de viaje.

El viaje de toda mi vida -COMPLETADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora