Cap. 11

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Me quedo atónita con lo que veo, es un dolmen megalítico. Me giro y miro a Matt, tiene una sonrisa de oreja a oreja, supongo que es por ver mi reacción, estoy feliz ahora mismo, puede que para la mayoría de gente esto no signifique nada, pero para mí significa muchísimo, no sólo por lo que estoy viendo, si no por el simple hecho de que se halla acordado de lo que le dije y encima halla pensado en mí.

_ Me dijiste que te gustaban los pedruscos, y estos son los más grandes que conozco -se encoge de hombros de una forma tremendamente dulce, este hombre es perfecto-.

Estoy impresionada, no pensé que se acordara de eso. Le doy un abrazo (¡Dios, que bien huele!) y acto seguido le cojo de la mano y voy corriendo hacia las piedras, me encantan. Noto que sonríe encantado, pero no sé si es por mi reacción todavía, por el abrazo o porque lo llevo cogido de la mano.

_ Vamos, no me puedes decir que esto no es emocionante, piensa que estas piedras son del Neolítico, serán por lo menos del siglo XX antes de Cristo, han pasado cerca de cuarenta siglos desde que alguien las puso aquí, es impresionante.

_ Lo que me fascina es como te emociona a ti, me parece algo increíble que a una persona tener delante restos históricos le emocione de esa manera.

_ Sin historia no somos nada, no podemos entender nuestro presente si antes no conocemos nuestro pasado.

Tras examinar las piedras y hacer una barbaridad de fotos (creo que en este viaje me estoy volviendo loca con la cámara de fotos) Matt saca de la cesta el típico mantel de picnic con cuadros estampados. Me siento encima y le ayudo a sacar la comida y la bebida, a mi lado está  Tragón tumbado panza arriba extasiado por haber estado corriendo como un loco, enseguida me pongo a acariciarlo en la tripa. Aprovecho el momento y sigo haciendo fotos de los dos, bueno, los tres, Matt sale guapísimo en todas las fotos, pero es que creo que sería pecado que este Dios griego saliera mal. Cada vez va sacando más bebida y comida por el mantel, es la primera vez en mi vida que hago un picnic así de preparado.

_ ¿Podemos comer aquí, no nos van a decir nada?

_ Claro, aquí nunca viene nadie y estamos al aire libre. De normal cuando paso con el coche suelo ver gente subida encima de las piedras o haciendo el tonto aquí.

Nos ponemos a comer, me sorprende ver la comida, wraps, el mío de queso mozzarela, aguacate, tomate, lechuga y una salsa que no logro adivinar, está buenísimo. Al suyo veo que le ha puesto pollo, me gusta que se acuerde de tantos detalles. Además hay una ensalada buenísima y una quiche de calabacín y queso de cabra, me quedo sorprendida al verla, parece casera.

_ ¿Esto lo has hecho tú?

_ Sí, me gusta la cocina, y aunque no me gustara vivo solo así que he tenido que aprender para no morir de hambre. La quiche me enseñó a hacerla Martha.

Tragón está ya durmiendo a mi lado, por un momento suspira con fuerza y se le escapa un pequeño ronquido de lo a gusto que duerme, ambos no podemos evitar reírnos.

_ Hemos tenido suerte de que esté tan cansado y se haya dormido, si no estaría aquí llorando pidiéndonos comida, por algo le pusimos ese mote.

De postre hay una tarta de moras, tiene una pinta increíble. No puedo evitar reírme al ver que saca un termo con té, en la jardinería me equivocaba, pero no en la obsesión de los ingleses con el té, les es imposible vivir sin él.

Tras acabar de comer me dejo caer boca arriba encima de la manta, Matt hace lo mismo. Cierro un poco los ojos, prefiero esto mil veces antes que la playa. Su perro que se acaba de despertar se mueve un poco y apoya su cabeza encima de mi estómago, aprovecho que está así para acariciársela, como agradecimiento mueve el rabo de forma pesada y de vez en cuando me da besos en la mano, este perro es encantador.

_ Aprovechado -le dice Matt al pobre animal-. ¿Te parece decente que nada más conocerla te tumbes encima de ella? ¿No te he enseñado modales? Yo te enseñé a ser un caballero inglés, no un descarado.

Me río por la ocurrencia y me giro para mirarle, está tumbado justo a mi lado, con un brazo bajo su cabeza, tremendamente sexi.

_ Se aprovecha porque sabe que es guapo.

_ Y con razón.

Suspiro feliz, estar así de bien tendría que ser pecado, los dos tumbados, con el sol, el aire justo que hace el ambiente más cómodo, y con Matt justo al lado, con su cara a unos centímetros de la mía, es curioso lo a gusto que estoy con él.

_ Gracias, este lugar es maravilloso, ha sido una mañana increíble.

_ Paso por aquí con el coche de vez en cuando, investigué un poco y se ve que se llama Lanyon Quoit, es algo de los neardentales.

_ Es un dolmen, no se sabe muy bien para qué se construían, pero la teoría más común es que eran construcciones funerarias.

Frunce el ceño formándosele unas arrugas muy graciosas entre la zona despoblada entre sus dos perfectas cejas, supongo que no le gusta mucho la idea de que aquí hubieran personas enterradas, aunque de eso hayan pasado 20 siglos. Me quedo mirando la zona que acaba de fruncir y sin darme cuenta de lo que hago poso mi mano y se la acaricio, no me he dado cuenta hasta que ya tenía las manos acariciándole la cara, justo la zona que antes fruncía, mierda.

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Matt:

Estoy tumbado en el césped con Emma, me parece mentira lo bien que se lleva con Tragón en tan poco tiempo que se conocen, el animal es cariñoso, pero no suele serlo hasta que conoce un poco a la persona, con ella ha conectado desde el primer momento.

Llevo varios días quedando con ella, y cada uno me sorprende por una cosa diferente. En el primero me fijé principalmente en su físico, pero poco a poco conforme hablábamos me di cuenta de lo increíblemente inteligente que es. Después vi la pasión que le ponía a las cosas más simples, como puede quedarse mirando un cuadro durante horas o como consigue ver la belleza en las cosas más simples, me encanta esto último de ella. Gratamente he podido descubrir las múltiples cosas que tenemos en común, los dos tenemos una forma de ver el mundo muy parecida, tenemos los mismos objetivos de vida y una manera de conseguirlos parecida.

Me sorprende mi actitud, me pongo nervioso cuando siento que me mira, no paro de intentar de mil maneras posibles hacer que se ría, creo que haría cualquier cosa para conseguirlo. Estoy constantemente intentando parecer perfecto, mirando cómo me comporto, los gestos que hago, las palabras que digo, todo para intentar sorprenderla, nunca me había pasado esto.

Ahora estoy mirando embelesado sus ojos, me parecen increíbles, de un azul hipnótico. Cierro los míos un segundo y recuerdo por un momento ese corto periodo de tiempo que pasamos en el paseo de la playa, cuando estuve a punto de besarla, no he podido dejar de pensar en ello, en lo que hubiera pasado si lo hubiese hecho. Pero no puede ser, Emma se irá en unos días, yo ya he sufrido demasiado y no me puedo permitir volver a hacerme ilusiones con ninguna mujer por mucho que me atraiga o me guste, porque es la realidad, me gusta, y mucho. Sé que no tiene futuro, pero me siento cada días más cómodo a su lado y eso hace que recuerde cosas que creía olvidadas, que muchas sensaciones y sobretodo emociones que creía había perdido vuelvan. Cada día intento quitarme la idea de la cabeza, pero ese momento viene una y otra vez a la cabeza esos labios entreabiertos, recién mojados por su lengua, con ese aspecto tan suave...

Abro otra vez los ojos y me vuelvo a encontrar los suyos. Con sus dedos me está acariciando la frente y las cejas, no puedo evitar que un escalofrío recorra todo mi cuerpo una y otra vez, debo de ser fuerte, pero cada vez me resulta más difícil hacerme a un lado y apartarme, cada vez me atrae y me gusta más y más.

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Bueno, ya estoy de vuelta de nuevo, espero que os guste el capítulo.

Como prometí he puesto un gran trozo contado por Matt, hay que enamorá me tiene este chico 😂😂😂😂.

Por cierto, dentro de poco os contaré una sorpresita que me hace mucha ilusión jijijijiji.

Miles de besos y como digo siempre muchísimas gracias por leer y comentar. 😘😘

El viaje de toda mi vida -COMPLETADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora