Cap. 34

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Matt se va pronto a hacer ejercicio, dice que primero correrá y luego hará unos ejercicios en la playa, se ve que es lo que hace de diario cuando no trabaja. Insiste un poco en que le acompañe pero al final se da por vencido. Me fijo en su indumentaria, lleva un sencillo pantalón de chandal y una camiseta y gorra negras, me quedó pensativa viéndole marchar con Tragón, ¿como puede quedarle tan rematadamente bien hasta un chandal? Eso no es normal.

A los cinco minutos escucho el timbre y voy a la puerta riéndome, como yo me he quedado en casa no se ha llevado ni llaves ni nada para que no le molestarán en los bolsillos, sólo se ha cogido el móvil con los auriculares para escuchar música.

_ ¿Qué se te ha olvidado bombero? -preguntó mientras abro la puerta riéndome-.

Me quedo sorprendida al no ver nadie tras la puerta, a lo mejor me lo habré imaginado y nadie ha llamado, estaba bastante lejos arreglando mis currículums en el despacho/sala de lectura de Matt. Cuando voy a cerrar la puerta me doy cuenta de que hay en el suelo una caja negra puesta sobre el felpudo, salgo un poco de la casa y miro a todos lados, pero no veo a nadie.

Lo cojo y entro en la casa corriendo, no me esperaba esta sorpresa de Matt. La pongo encima de la mesa y la abro con cuidado por si hay algo delicado que se pueda romper. Veo que dentro solo hay un papel, lo saco y desdobló con el ceño fruncido, no esperaba esto.

" Este no es tu sitio zorra, lárgate a tu p*** país."

Me quedo blanca al leerlo, no entiendo quién me ha podido mandar esto, lo leo una y otra vez, no entiendo nada.

Tras un rato guardo el papel y continuo con mis cosas hasta que llega Matt, voy a ir a decírselo pero me olvido por completo al verle aparecer con la camiseta completamente sudada, sonará raro, pero mi cabeza solo puede pensar en lo sexi que está así.

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Matt y yo paseamos por el pueblo, llevo desde las nueve y media de la mañana entregando curriculums a todos los sitios que encuentro, por ahora solo estoy echándolos en galerías de arte y tiendas de ropa, accesorios o decoración, pero si con el tiempo veo que no me llaman supongo que echaré en restaurantes y todo eso, aunque siempre he sido muy torpe para ese trabajo, la única vez que intenté trabajar en eso me despidieron el mismo día que empezaba a trabajar porque rompí la mitad de los vasos del bar.

_ ¿Te importa si te dejo sola un par de horas? -me pregunta Matt nada más salgo de una de las tiendas-.

_ Claro que no.

_ Es que tengo que hacer unas cosas, pero no te preocupes que es poco tiempo. ¿Te aclararás tú sola en el pueblo?

_ Claro que sí, no creo que me pierda, llevo ya bastante tiempo en este pueblo.

Quedamos en la cafetería de Martha en dos horas y Matt se va a hacer sus recados, no sé qué necesitará. Me dirijo a las oficinas del Tate, sé que es prácticamente imposible que me den trabajo aquí, es como empezar a subir directamente por la cima, pero si no lo intento jamás lo conseguiré, además, en mi país trabajé para los dos museos más importantes de mi ciudad (y para el de soldaditos de plomo, pero ese no lo cuento... aunque está en el currículum).

Entro en las oficinas, es una recepción completamente blanca, hay una mujer de mediana edad sentada tras una enorme mesa de obra.

El viaje de toda mi vida -COMPLETADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora