Cap. 21

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Me despierto con Tambor panza arriba encima de mi estómago, tras un par de minutos insistiendo consigo que despierte y se levante de encima de mí, más que Tragón le tendrían que llamar dormilón. Me voy a la ducha y me arreglo un poco, nada del otro mundo, solo unos vaqueros cortos y un top sencillo.

Bajo y veo que Matt todavía no se ha despertado, como agradecimiento decido hacerle un buen desayuno, además, no creo que tarde mucho ya que al salir Tragón ha ido directo a su habitación contento y estoy segura de que le habrá despertado. Me pongo mi iPod y empiezo a hacer tortitas y a cortar fruta, como recuerdo que Matt come muchísimo decido hacerle también huevos a la plancha y bacon, aunque no pongo la mano en el fuego por cómo me quede esto último, soy vegetariana desde hace muchos años y no recuerdo la última vez que cociné algo de carne, además, la cocina nunca ha sido mi fuerte.

Voy bailando contenta Up in the air de 30 seconds to Mars mientras veo cómo empiezan a salir pompitas de las tortitas, la verdad es que todo huele súper bien. Acaba la canción y escucho a Tragón correr por el salón, por lo que dejo de bailar y cantar de inmediato.

_ Buenos días preciosa.

_ Buenos días, desayuno de campeones.

Me giro enseñándole la sartén y me quedo con la boca abierta, va sin camiseta, solo lleva el pantalón del pijama. Empiezan a subirme los calores mientras anda con paso seguro hacia mí. Nada más llegar me da un beso en la mejilla como saludo, yo me quedo quieta con los ojos cerrados por un segundo, ese simple beso ha conseguido que se me ponga toda la piel de gallina.

_ ¿Té o café?

_ Té, por favor.

Veo cómo levanta un poco su cuerpo para coger del estante de arriba el paquete con los sobres de mi bebida, yo me quedo al lado quieta, viendo como cada uno de sus músculos se mueven y tensan, es increíble.

_ ¡Qué bien huele!

_ Lo siento por la intrusión, quería agradecerte que me acogieras con un buen desayuno.

Matt sonríe mientras enciende el hervidor de agua y la cafetera.

_ No digas tonterías, ya te dije que mi casa es tu casa y no es ninguna intrusión, y tampoco hace falta que me des las gracias por nada, estoy encantado de que te quedes aquí.

Nos ponemos a desayunar uno en frente del otro en el jardín, todavía hay algunas flores y un par de velas de la cena de anoche.

_ ¿Algún plan para hoy o prefieres descansar un poco?

_ He visto un sitio, yo tampoco he estado todavía, ¿qué te parece si vamos esta tarde y descansamos un poco por la mañana?

_ Me parece perfecto, tengo agujetas de lo de ayer -Matt me mira divertido con una ceja levantada, ya está esa cara tan sexy, hace que me ponga nerviosa-. Por las escaleras esas tan altas que tuvimos que subir, eran muchas, no las conté, pero eran muchísimas y no suelo hacer tanto deporte.

Matt se ríe mientras yo me digo a mí misma que me calle de una vez, me he puesto nerviosa y no paro de hablar acelerada.

_ Hombre, mira quién aparece por aquí, mi perro, ese amigo fiel que jamás te cambiará por una chica por muy guapa que sea.

Me echo a reír, Tragón acaba de llegar contento al percibir el olor a comida.

_ No se lo tengas en cuenta, era mi primera noche aquí y sabía que lo iba a pasar mal si dormía sola, lo hizo por mí.

Me sonríe y continuamos comiendo. Tras acabar y recogerlo todo se va cambiarse, yo me quedo en el sofá jugando con Tragón, me podría pasar la vida así, la verdad es que echo muchísimo de menos tener perro. Supongo que ya irá siendo hora de adoptar otro, al fin y al cabo siempre me han encantado y no puedo estar guardando el luto lo que me queda de vida, hay muchos perros que merecen cariño y no sería justo para ellos que por añorar a mi perro ellos se queden sin una familia y un hogar.

El viaje de toda mi vida -COMPLETADA -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora