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Cuando llegamos al apartamento de Spencer, ya algo más tranquilos, me quedé boquiabierta. Spencer había distribuido velas por todo el comedor  y, cuando las hubo encendido todas, apagó las luces de la estancia. 
También me había comprado un precioso ramo de rosas, además de haber cubierto la cama de pétalos de la misma flor.

Dentro de una cubitera nos esperaba una botella de champán bien fría, junto a dos copas de cristal. Y, sobre la mesa, nos esperaba una exquisita cena. Todavía estaba dentro de los envases con los qué Spencer la había trasladado desde algún restaurante. ¡Era el gesto más romántico que nadie me había dedicado en toda mi vida!

-¡Dios mío, Spencer! ¿Has preparado todo esto para mí?- le pregunté  intentando retener las lágrimas que me acechaban.

-¡Lo haría todo por ti, cielo!- me aseguró Spencer- Quiero que sepas que no tengo nada que ofrecerte, y que no se sí seré capaz de hacer que esto funcione. La verdad es que se me da realmente mal mantener las amistades, y soy un desastre en mis relaciones de pareja, además, no soy muy sociable. Pero estoy dispuesto a esforzarme por ti, tú mereces la pena- confesó Spencer.

-¡Te quiero!- afirmé sin saber que más decir.

Spencer me estaba tratando cómo a una mujer, y era la primera vez que alguien me trataba así.
Rendida a sus pies, me dejé llevar por esa situación que me parecía tan de película. Disfruté del momento cómo el instante mágico que era. Pero necesitaba asimilar cada detalle. ¿Tal vez estuviera soñando? Por que...¿La realidad podía ser tan romántica?

Después de cenar, hicimos el amor sobre el lecho cubierto de pétalos de rosa. Spencer besó cada centímetro de mí cuerpo, adoró mi piel. Me trató con muchísimo mimo. Fue delicado al acariciarme, al penetrarme, y me poseyó con mesura. Me hizo el amor con más amor que sexo. Y el placer nos unió en lo más profundo de nuestro corazón.

Esa fue la noche más especial que habíamos pasado. La primera noche memorable del resto de nuestra vida juntos.

SEDUCIENDO A MI PROFESORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora