Capitulo 5

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Keylan y Cristian habían vuelto de nuevo al rancho, llamando la atención de algunos. Las criadas obviamente pegadas a la ventana para poder ver a Cristian, ahora tenían a dos hombres atractivos en la mansión. Que catástrofe para Keylan sin duda.

—Joven Ramírez. Se le solicita su presencia en el despacho del Sr. Elizondo —informó un criado que de ves en cuando le miraba a Keylan las piernas cremosas y blanquecinas.

—Ese viejo no me deja en paz. Nos vemos luego Keylan, tengo algo que tratar con tu papá —rápidamente le dio un beso en la mejilla a Keylan, despidiéndose.

—Nos vemos... —se despidió, Cristian no lo escucho ya que ya estaba atravesando la enorme puerta.

—¿Porqué te tardaste? Te dije que no tardaras —Keylan se asustó por la voz fría y seca, aparte de que había aparecido de repente a su lado.

—¡L-Lo siento! Es que... —se sentía muy mal por haber plantando a Dereck. Él que había sido tan bueno en desperdiciar su tiempo por él. Que ingrato era, Dereck se estaba esforzando por enseñarle a cabalgar y él saliendo con un primo que apenas acaba de recordar.

—Vamos, todavía no se ha acabado el día.

Keylan asintió con algo de miedo y un tembló en su cuerpo. Dereck nunca le había hablado así en los dos días que llevaba ahí, pero obviamente Keylan pensó que estaba así por el planteamiento.

Por otro lado Dereck no quería hablarle así a Keylan, solo estaba enojado consigo mismo por dejar que otro abrazara a Keylan, otro que lo tocara, otro que no fuera él. Deseo y Posesividad es lo que sentía hacia Keylan. Lo deseaba y lo quería solo para él. Pero esas dos palabras te pueden llevar al mismísimo infierno si no las controlabas.

Deseo y Posesividad. Ambas palabras peligrosas y llenas de catástrofe.

Dereck sabia que lo que iba a hacer era un riesgo que iba a correr cuando tomara a Keylan. Cuando lo hiciera suyo esa misma noche. Ese mismo día. Con ese cuerpo delicioso y caliente.

—Ya sabes donde agarrarte —dijo con firmeza para después sujetar a Keylan del trasero.

—¡Ay no! —gritó al sentir las toscas manos de Dereck en su trasero, otra vez apretándolo como la primera vez, solo que esta vez más fuerte.

—Acostúmbrate —sonaba como un reclamó o al menos así lo sintió Keylan.

Dereck vio que ahora se le había pasado la mano al enterrarle las uñas. Tenía unos puntitos de sangre, lo podía ver gracias al short deportivo que llevaba puesto.

Dereck se subió hábilmente al caballo. Esta vez no le pregunto a Keylan si estaba listo o no, solo jaló las correas con rapidez para que después el caballo empezara a correr, Keylan se hubiera caído de no haber sido por los brazos fornidos y fuertes que estaban a cada lado de él, casi rodeándolo.

—Keyla ¿te puedo hacer una pregunta?

—S-Si, claro. Házmela.

—¿Eres virgen? —pregunto directo sin rodeos. Si quería llegar a donde quería necesitaba ir al grano.

Dereck vio que ya estaban muy lejos del rancho. Deberían de regresar ya. Debería.

—¿Virgen? ¿Qué es eso? —preguntó volteando ver a Dereck, casi casi rozando sus labios. Dereck jadeó.

Tal vez no esperaría hasta la noche para hacerlo suyo...

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