—Dereck seré claro. Ya no quiero que le des clases de montar a mi hijo —Dereck frunció el ceño, ¿qué?—, he encontrado a alguien que busca trabajo para dar clases de montar. Y lo he contratado para que le de clases a privadas a Keylan, así es que ya no tendrás que enseñarle tú.
Dereck tragó saliva, ya no iba a darle clases de montar a Keylan. Se las daría otro. Otro que no fuera él se las iba a dar. Otro lo iba a tocar. Otro iba a poner sus manos sobre su trasero. Otro iba a disfrutar de él.
—¿Porqué? El joven Keylan no ha tenido ninguna queja de mí —alegó tratando de mantener la calma.
—Es cierto Keylan no ha venido a quejarse de tus lecciones, pero... Cristian me dijo que tu andabas tras de él y no quiero correr riesgos si algún día tu te interesaras por él. Retírate, eso es todo.
Dereck con un movimiento cordial de cabeza se fue. Los ojos inconscientemente le empezaban a picar de ardor. No iba a llorar, cuando nació nunca lo hizo, entonces ¿porqué iba a llorar ahora?. Si tan solo se hubiera quedado con Keylan, acariciándolo en su habitación esto no estaría pasando. Nunca se hubiera enterado de eso.
—Ese viejo quiere mandarme otra vez a New York con tal de alejarme de Keylan —se escuchó la voz de Cristian. Dereck se escondió detrás de una escultura cuando escucho el nombre de Keylan, quería saber de que hablaban. Si no se equivocaba era Dylan el amigo de Keylan.
—¿Cómo... ósea él te...?
—¡Si! Él fue él quien me envió a New York después de que alguien le dijo que le había robado su primer beso a Keyla —Dereck vio como Cristian lloraba de rabia. Justo como él también quería hacerlo. Ambos sentían esa rabia e impotencia hacia el padre de Keylan por haberlos alejado de él.
—¿Y quién fue el que le dijo?
—No lo se. Pero cuando lo descubra lo voy a mandar mil metros bajo tierra. No me importa si es una chica.
Dereck ya no se quedo escuchando más, solo necesitaba ver a Keylan. Necesitaba... sentirlo, sentir su piel expuesta con la de él. Solo lo necesitaba a él. Sin perder el tiempo corrió hacia la habitación de Keylan. Abrió la puerta lentamente, y lo que vio no se lo esperaba, se relamió los labios ante el delicioso cuerpo de Keylan desnudo en la cama, boca bajo, solo lo cubría una hermosa braga de encaje rosa fuerte, casi media nalga se veía por la media negra que traía, tenía dos moños chiquitos adorándola.
Sentí como algo de mi cuerpo se calentaba en sobremanera. Mi pene. Mire a Keylan y estaba dormido, sonreí. Esto será más fácil. Me acerque con sigilo a él, colocándome arriba de él sin hacer ningún ruido, ¿cómo es posible que exista un chico tan bello y precioso? Su rostro estaba relajado, sus mejillas estaban rosadas, su boquita estaba semi abierta. Deje caer todo mi peso en mis codos para no aplastarlo. Dio un suave beso en los labios rojizos de Keylan, despertándolo casi al instante. Keylan reconoció al instante esos labios, sonrío al reconocer a Dereck.—Quiero hacerte mío... —susurró excitado acariciando la braga en donde estaba el orificio de Keylan cubierta por la media negra.
—¿Y-Y qué... e-esperas? —la vergüenza de decir eso estaba al máximo. Keylan nunca había sido atrevido pero con Dereck todo cambiaba. Él también quería hacerlo. Quería que Dereck se enterrase en él. Quería sentir su cuerpo musculoso con el suyo.
Dereck estaba sorprendido ante las palabras atrevidas de Keylan. ¿Cuándo había cambiado? Aunque supo que nada ya que lo dijo con mucha vergüenza y timidez. No perdió tiempo y estampó sus labios con los suyos. Se deseaban, se necesitaban. Las corrientes eléctricas que sentían por sus cuerpos cada vez que se tocaban, se rozaban hacían que quisieran más del otro. Keylan sentía cada movimiento de Dereck, su cuerpo parecía estar reaccionando a las caricias y a los besos de Dereck. Como si su cuerpo fuera solo de él, como si solo reaccionara con él. Como si su cuerpo ya estuviera acostumbrado al cuerpo de Dereck.
Dereck en un rápido movimiento volteo a Keylan —separando sus labios—, de modo que Keylan ahora estuviera boca arriba. Keylan inmediatamente enrolló sus cremosas piernas a la cadera de Dereck, atrayéndolo más a él. Dereck sintió como las manos de Keylan trataban de quitarle la camisa, para no perder mas tiempo él se la quito bruscamente, casi rompiéndola. Dereck dirigió su boca al cuello blanquecino y suave de Keylan, lamiendo cada parte de él, se detuvo para después hacer succionar con fuerza, clavando los dientes. Era un chupon, una marca que quería Dereck que vieran todos, para enseñarles que Keylan era suyo. Inclusive al padre de Keylan. Lamió la zona en la cual había dejado la marca.
La ropa empezaba a desaparecer de ambos cuerpos, poco a poco, hasta quedar inexistente en sus cuerpos. Dejando sus cuerpos un poco sudorosos al descubierto; expuestos sin ninguna prenda ya que los cubriese. Keylan sentía cada embestida que le daba Dereck mandaba corrientes calientes en por su cuerpo. Haciéndolo tensarse y pedir más. El momento era perfecto, cada vez más caliente. Cada gemido, cada beso, cada jadeo, cada caricia, cada embestida; era entregada en nombre del sentimiento que sentían y que poco a poco estaban descubriendo.
Dereck se sin darse cuanta se había enamorado de Keylan y Keylan también sin darse cuenta se había enamorado de Dereck. Tal vez lo que sintió Dereck al primer momento en que vio a Keylan no era deseo, si no amor. Amor a primera vista. Tenían que disfrutar del momento antes de que se acabara el cuento de hadas.
Antes de que keylan se marchase a Londres por 1 año y medio.
Continuar...
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Deseo y Posesividad
Teen FictionEl joven Keylan Elizondo llega al rancho millonario de su familia, atrayendo las miradas al instante de los peones, ¿y quien no? Keylan tenía un cuerpo de infarto, pero no como el de un hombre, si no como el de una mujer, ese culo grande y bien par...