Todos, absolutamente todos estaban molestos, y por todos nos referíamos a Dereck y Cristian. Pero es que si disfrazaran a tu ser amado para modelar con otro hombre que ni siquiera sabia que era hombre era súmante molesto. Keylan llevaba ya como quince poses diferentes y calientes. Les gustaba que posara solo. No con ese idiota que parecía que se lo iba a comer de un mordisco si no los separaban a tiempo. Keylan se había cambiado de ropa y ahora tenía un hermoso vestido rosa con encajes negros por los hombros y la parte de abajo, es ta corto y le llegaba antes de las rodillas, con unos aretes del mismo color —en eso habrían batallado un montón ya que cuñado le hicieron la perforación le dolió mucho y no paraba de gemir y una que otras veces gritar del dolor—, una pulsera doble del mismo color pero con algunas bolitas doradas, una bolsa de mano del mismo color pero rojizo pero mas fuerte y por ultimo los insoportables tacones altos, estos si lo eran, al menos para él, estaban descubiertos con tiras adornadas de piedras doradas con dos broches para abrocharlos. La sombra era la misma y color de labios ahora era un color rosado natural. Con algo de perfume de mujer de París Hilton. La peluca era la misma solo que esta vez la recogieron en una coleta dejando unos mechones rebeldes esparcirse por el bello rostro de Keylan.
En cambio Julio tenía un tipo de smoking negro, tenía una camisa blanca de manga larga abotonada hasta el ultimo botón, un chaleco negro V abotonado hasta el ultimo botón, un saco negro sin abrochar, unos pantalones de vestir negros con un cinturón elegante negro con la hebilla dorada, un reloj de plata lujoso y por ultimo zapatos negros brillosos por lo pulido. Con un poco de colonia varonil de Clinique Homme. Su pelo estaba ligeramente peinado con gel hacia atrás. Se veía sexy y atractivo.
—¡Vamos Keylan! —grito el que los fotografiaba. Apenas iba empezando la sesión. Lo que faltaba para que acabará.
—¿Como vamos a posar? —pregunto Julio, el hijo del socio del padre de Keylan.
—Uhm... Keila acércate más a Julio, Julio pon tu brazo alrededor de su cintura, Keila pon una mano en el hombro de Julio y mírense. ¡Bien así! —ajusto la cámara y los flashes empezaron a salir.
Keila le había puesto su padre así, no le cambiaron mucho a su nombre original. Aunque a Keylan no le gusto. Keylan estaba nervioso por la mirada que le dirigía Julio, Julio estaba acercándose demasiado a él. La respiración de Julio podía sentirse como una caricia en sus labios.
Mientras tanto el padre de Keylan se debatía entre decir la verdad. Keylan era un chico. Si se lo decía a Smith seguramente armaría un alboroto con la prensa y por lo tanto él y su empresa se verían perjudicadas. Seguían tomándose fotos hasta que llego el momento en que tenían que cambiarse nuevamente de ropa. Keylan se juro nunca más modelar, al menos de mujer no. No entendía como las mujeres podían usar esos tacones tan altos e incómodos.
Keylan subió a cambiarse, mientras Julio subía también con él pero en otra dirección, aunque él quería vestirse con la hermosa mujer. Keylan entro a su habitación que esta estaba más repleta de ropa de mujer y demás. Pensaba que eso era muy exagerado. Pero su padre siempre compraba lo mejor de lo mejor.
—¡Siéntate Keylan! —grito la chica castaña, Keylan solo hizo caso.
Una chica se le acercó para maquillarlo nuevamente mientras otra le hacia otro tipo de peinado. Ahora casual e informal. Cuando lo terminaron de peinar, Keylan fue hacia la cortina roja con la ropa en mano que la chica le había dado. Esperaba que terminara pronto.
Keylan salió, esta vez a la peluca le hicieron trenzas en la parte de atrás con el cabello lacio, le pintaron nuevamente los labios al rojo, utilizaron una sombra negra combinado con un rosa claro. La ropa era casual pero a la vez formal, consistía en una blusa de encaje por el pecho blanca de tirantes algo ajustada, una falda negra lisa suelta hasta medio muslo con un cinturón café con una pequeñas piedras de oro, unos aretes de oro, unos tacones de color camello y un bolso plateado verde amarillo. Aunque prefirió no llevárselo.
Salió de la habitación dispuesto a terminar lo que él había decidió por si mismo. Se topó con Julio en el camino y no evito mirarlo. Tenía una camisa de vestir de manga larga, el cuello y las mangas tenían cuadrados negros, por encima de esta tenía un suéter de algodón mostaza con gorra, la gorra era azul marino algo opaco, un pantalón normal, con su reloj de plata y por ultimo unos tenis Nike negros, su cabello ahora estaba revuelto. Se veía estupendo.
Por otra parte Julio se preguntaba como le haría para hacer caer a la bella mujer que tenía enfrente con sus encantos. Se mordió el labio inferior al verle las piernas. Quería tocar esos muslos que ha simple vista parecían ser suaves y delicados. Keylan por su parte dejo de obsérvalo para bajar las escaleras. Le daba muy mala espina Julio. Parecía de esos tipos que tomaban lo que quieran cuando ellos querían.
—¡Vamos rápido, pónganse en esta posición! —grito el camarógrafo.
Julio y Keylan empezaron a posar nuevamente como les decía el camarógrafo. Julio no quería que terminara esta sesión, pero Keylan si quería. No solo por Julio si no también para descansar de la incómoda ropa de mujer.
Continuará...
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Deseo y Posesividad
Teen FictionEl joven Keylan Elizondo llega al rancho millonario de su familia, atrayendo las miradas al instante de los peones, ¿y quien no? Keylan tenía un cuerpo de infarto, pero no como el de un hombre, si no como el de una mujer, ese culo grande y bien par...