—¡Keylan, ¿estás aquí?! —grito el padre de Keylan. Haciendo que Keylan y Dereck se sobresaltasen. Si los descubrían estaban muertos.
Dereck todavía tenía sus dedos metidos en el orificio de Keylan, sin moverlos. Keylan miro a Dereck asustado, su padre lo mandaría a Londres si los encontraban así.
—Shh —susurró Dereck, saco los dedos del interior de Keylan y lo levanto al estilo princesa.
Se subió a un cuadrado de paja y salto a la otra caballeriza ágilmente, salto otra caballeriza hasta llegar a la ultima, que nada mas la salto y ya estaban fuera, camino rápido al la parte trasera de las caballerizas. Vio que el padre de Keylan estaba checando una por una de las caballerizas últimas. Aprovecho y se fue corriendo hacia el rancho. Bajo a Keylan cuidadosamente y, cuando Keylan iba a preguntar algo Dereck lo callo con un beso.
—Habláremos después... —susurró para darle otro beso a Keylan, esta vez en la mejilla a la que había golpeado. Sintió como Keylan gemía bajo, le dolía—. Vete antes de que tu padre te vea conmigo.
Dereck tras darle un ultimo beso a Keylan —esta vez en la boca— se fue. Dejando a Keylan confuso, se toco con las yemas de los dedos la mejilla adolorida, para que no se notara la marca de dedos se puso la gorra del chaqueteen que traía puesto. Cubriendo su carita. Entro en la mansión sin hacer ningún tipo de contacto, aunque por suerte no había nadie. Fue a su habitación y se encerró. No era de noche todavía, pero ya se estaba ocultando el sol.
Se tiro en su cama y suspiró cansado de todo... en específico a su padre... A Keylan le pesaban los párpados e inconsistente te se durmió.
Mientras tanto el padre de Keylan hablaba con el que sería que le diera clases de montar a Keylan.
—Pero yo no se montar tan bien como tu capataz —añadió Erick tratando de convencer al padre de Keylan. Aunque sabía que era en vano.
—No me falles ahora, además se que te gusta mi hijo... —canturreó sonriendo. Si Keylan en un futuro se hacia novio de Erick, lo aceptaba.
—¿Disculpa? No me gusta tu hijo, digo es bonito si pero eso a llegarme a gustar... —hizo un gesto con sus manos. Era cierto, a Erick no le gustaba Keylan. Admitía que era hermosos pero no le llegaba a atraer.
—Pero en una de esas clases te puedes enamorar de él. Es más, cuando sean novio yo les organizó la boda.
—Basta, le daré clases de montar ¿contento? —dijo suspirando, rindiéndose.
—¡Excelente! Puedes empezar hoy, aunque sea de noche, yo ya me ocupe de tu trabajo —informó sin dejar de sonreír.
—¿Qué? ¿Ahora?
—Si, ahora. Anda ve, Keylan debe estar en su habitación. Ya sabes donde es —ánimo. Diciéndole así que se retire, cosa que Erick hizo al instante.
Se encaminó a la habitación de Keylan bajo la mirada de algunas criadas chismosas. Se había topado a Keylan en la mañana, no lo había visto hasta que le cayó encima, y debía admitir que tenía unas nalgas muy grandes. Sacudió su cabeza, ¿qué estaba pensando? Cuando llego a la habitación de Keylan se le olvido tocar, y enseguida escucho un grito de sorpresa para nada masculino. Se maldijo mil veces por no tocar antes. Aunque... lo vio de nuevo... Keylan estaba sonrojado y no tenía ropa por lo que supuso que era para bañarse o algo parecido. Lo recorrió con la mirada, se detuvo en sus piernas, que blancas y cremosas eran. Se hizo la pregunta de todos ¿como un hombre podría ser tan hermoso?
Por otra parte, Keylan estaba pensando que hacia todavía Erick todavía aquí, y aún, entrando a su habitación sin permiso, se había quitado la ropa luego de dormirse unos miserables minutos para poder bañarse. Erick no quitaba la mirada de su cuerpo. De sus piernas. Vio que Erick frunció el ceño haci aun punto de su pecho, vio a donde se dirigía su mirada y solo vio sus pezones. Keylan entendía que era muy raro que un chico los tuviera de un color rosado y no en un tono cafe como todos. Se los tapo como pudo y miro a Erick que había cerrado la puerta, eso lo alertó.
—¿Qué necesita? —preguntó Keylan caminado hacia su cama, ocultando su cuerpo poco a poco, hasta solo verse su rostro.
—A ti —contesto Erick dandole una sonrisa con una mirada que no podía descifrar.
¿Qué significaba esa respuesta? A Keylan no le gusto eso. Por lo que había oído a Erick no le gustaban los hombres. Entonces ¿porqué dijo eso?
Continuará...
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Deseo y Posesividad
Teen FictionEl joven Keylan Elizondo llega al rancho millonario de su familia, atrayendo las miradas al instante de los peones, ¿y quien no? Keylan tenía un cuerpo de infarto, pero no como el de un hombre, si no como el de una mujer, ese culo grande y bien par...