Capitulo 29

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2 SEMANAS DESPUÉS...

Todo se encontraba tranquilo. Todo marchaba perfecto. Ahora mismo Keylan hablaba con su padre. Su padre estaba ahí con él, en Londres. Pero los dejaron solos. Era un tema que solo ellos debían tratar.

—Keylan, ¿amas a Dereck? —pregunto el padre de Keylan tomándolo a Keylan de ambas manos.

—Si.

El padre de Keylan sonrío. No había nada que hacer si su hijo preferiría a ese hombre. Al que se podía ver que era al que amaba.

—Bien. ¿Cuándo es la boda? —pregunto. Vio como el rostro de su hijo se deformaba a causa de la sorpresa.

¿Que acaba de decir su padre? Tal vez escucho mal y...

—¿Cuándo es la boda? —pregunto una vez más. No había escuchado mal, era verdad. Pero ¿boda?... ¿dos hombres casándose?

—¿Boda? ¡Papá!... —replicó dejándose abrazar por los brazos cálidos de su padre. Keylan esa llorando sin darse cuenta. Le alegraba saber que su padre había aceptado su relación, aunque no sabia ni siquiera que tenían. Pero era muy obvio lo que eran.

—¿Qué tiene de malo que quieran casarse?

—Pero es muy pronto y...

—Pero lo hicieron ya.

Keylan después de unos minutos comprendió lo que su padre quiso decir. Estaba más avergonzado. Le incomodaba hablar de esos temas con su padre. El padre de Keylan un dos días después de que llegaran todos ahí le hablaron a él para decirle lo que sucedió y el porque se escaparon. Aunque el padre de Keylan tenía una idea nunca la comprobó hasta que le marcaron. Pero después de eso no volvieron hablar... hasta ahora. Se había tomado todo su tiempo para pensarlo y en que debía hacer para separar a Dereck definitivamente, pero descartó todos sus planes ya que no importaba lo que haga. Ellos nunca se separaran, no importa los romeros que estén en el pueblo en estos momentos. Lo importante y por fin lo había comprendido. Era la felicidad de su hijo. Nada más eso era lo único que le debía de importar. Aunque todavía no lo aceptaba del todo, haría un esfuerzo por su hijo. Su única adoración.

—Pero... Si algo sucede, si te llega a levantar la mano o la voz aunque fuera una vez, Keylan. No te quedes callado y dímelo —ánimo acariciándole los cabellos a su hijo.

Keylan hizo una mueca, si su padre supiera... No iba a arruinar el momento. Eso ya era pasado. Y solo quedaba seguir hacia delante. Olvidando todo lo malo.

—Si, papá —lo llamo. Su padre se separó un poco de él para mirarlo. ¿Quién no se fijaría en su hijo? Estaba orgulloso de él.

—Dime.

—Te quiero mucho, papá —confesó abrazando de imprevisto a su padre asombrado y sorprendido. Ahora se había dado cuenta, desde hace años no lo veía y lo había dejado casi a su suerte cuando cumplió los quince. Pero por lo que veía Keylan no lo recordaba. Keylan olvidaba siempre todo si pasaba mucho tiempo y más si estaba chiquito.

Porque en esa edad Keylan no sabia lo que decían los adultos. De hecho seguía sin comprenderlos, aunque él ya era un adulto no sabia. El padre de Keylan también abrazo a su hijo.

—Ya, ya, es mucho drama tío —Dylan apareció de repente asustándolos, por consecuente separase—. Por cierto ¿que es eso de boda? Keylan no me has dicho nada —esta vez se dirigió a Keylan, apuntándolo con el dedo.

—¿Boda? —¿de donde aparecían, del suelo?

—Si así es. Nuestro Keyla se nos casa.

Todos fingieron llorar, inclusive Dereck. Keylan a este último lo miro mal.

—No es cierto, no sean estupidos.

—¿No te quieres casar conmigo? —pregunto Dereck, triste.

Keylan inmediatamente reparo en lo que había dicho.

—¡No!

—Ah entiendo....

—¡Digo si... digo ay! ¡Lo complican todo! ¡Si, si quiero casarme contigo, ya ¿contentos?!

—Yo si.

—Yo también.

—Yo.

—Uhm... —miraron a Cristina mal, reprochándole que diga que si—... Esta bien... yo...

Keylan suspiro, todo iba a bien. Estaba seguro que podría mejorar en unos años. En cambio Dereck ya se estaba imaginando a Keylan usando un vestido de novia corto que le llegara a medias nalgas pegado al cuerpo con unas medias largas que le llegaran hasta medio muslo, obviamente blancas y con una braga de cuero blanca corta sin nada que le cubriese el pecho. Perfecto. Se relamió los labios imaginando las formas en que podría quitárselo, lenta y deliciosamente. Rozando con sus manos la suave piel que desde la distancia llamaba a su cuerpo, incitándola a que la tocara, la besara y la mordiera las veces que quisiera.

Keylan dejo de prestar atención a la conversación para fijar toda su atención en Dereck. Se había dado cuenta como lo miraba. Sonrío tiernamente para levantarse del sillón, nadie lo había notado porque estaban discutiendo temas de la boda.

Dereck vio como Keylan se levantaba, mostrando sus piernas descubiertas debido al short que traía puesto, como siempre amoldable a su cuerpo. Vio como se dirigía a una habitación cerrando la puerta de paso. Sonrío excitado y también se levanto, disimuladamente hasta llegar a la habitación por donde se había metido Keylan. Lo encontró sentado en la cama, con las piernas cruzadas; haciéndolo más apetecible de lo que ya era. Keylan sonrío y le dio una seña con el dedo a Dereck de que se acerca. Este no protesto, solo se metió completamente en la habitación, cerrando la puerta con pestillo.

El deseo podía percibirse en el ambiente. La excitación y la necesidad de chocar sus cuerpos como las otras veces que lo habrían hecho.

Dereck se acercó peligrosamente a Keylan, abalanzándose contra Keylan para juntar con algo de brusquedad sus labios. Keylan no se quejó, después de todo le gustaba que Dereck le tratase así. Tan rudo y varonil. Le encantaba así. Pero solo con Dereck. Nada más con él.

Dereck rompió a tirones la camisa algo ajustada de Keylan, dejando su pecho lampiño descubierto. Keylan no opuso resistencia cuando Dereck succiono con fuerza su pezon, tampoco cuando le quito su short bruscamente, ni cuando sintió —aun con la braga— los tres dedos de golpe en su interior, ni cuando se enterró en él más brusco y firme que antes. Solo se dejo hacer debido a la excitación y las caricias que le daba Dereck. La forma en como lo trataba era desesperadamente, como si lo quisiera marcar. Pero Keylan se sentía amado y especial, ya que eso demostraba cuan Dereck estaba necesitado. De él, de su cuerpo, de su alma, de su corazón.

Tal vez la boda era muy buena idea. Así podrían disfrutar su noche de bodas hasta el día siguiente.

Continuará...

Deseo y Posesividad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora