Los labios de Keylan y Erick estaban tan cerca... Pero Keylan no quería, no quería porque eso para él sería traicionar a Dereck aunque no fueran nada todavía. Keylan no podía hacer eso, aparte de que no podía dar ilusiones a quien no amaba realmente.
—Erick... —susurró Keylan, separándose.
Pero en ese momento Erick lo atrajo bruscamente a él para darle o mas bien robarle un beso. Para probar esos labios que desde el principio lo incitaron, Erick estaba sumergiéndose en los labios de Keylan. Keylan por su parte estaba tratando de separase de Erick, no quería que otro hombre lo tocara, no quería que lo besaran si esos labios que estaban tomando los suyos bruscamente no eran de ese hombre que le movía el corazón. Dereck.
Erick no lo soltaba, al contrario; aprovechaba para toquetear el cuerpo de Keylan sin su consentimiento. Keylan intentaba hacerse para atrás pero la mano de Erick se lo impedía. Keylan se estaba quedando sin aire, sus ojos empezaron a lagrimear por la falta de oxígeno y su rostro estaba rojo, Erick quería disfrutar los labios de Keylan. Hasta que un fuerte empujón hizo que Erick cayera al suelo, mientras tanto Keylan trataba de recuperar el aire jadeando. Las lagrimas de Keylan seguían saliendo. Había sido demasiado. Keylan pensaba que ese beso le hubiera matado por falta de oxígeno, tal vez exageraba pero el lo sintió así.
El cuerpo de keylan fue apresado por unos fuertes brazos. Un abrazo cálido.
—¿Tú eres el capataz cierto? —preguntó Erick parándose del suelo.
—Deja de fingir, y porque no dices tus razones de dar clases de montar a Keylan —la furia apoderaba el cuerpo de Dereck por el simple hecho que había visto a ese doctorcito casi dejando sin oxigeno a su persona especial. Tenía que proteger a Keylan de todos los que le hicieran daño y, ahora de los que le pudieran quitar el oxigeno.
—Si, tienes razón. Su padre, es decir, tu patrón... Acordó un casamiento entre... Keylan y yo. ¿Suficiente razón?
—No es cierto, hable con mi tío y me dijo que era si Keylan decidía ser primero... tu novio —informó Cristian apareciendo de repente. Dereck no había cenado, por lo que Cristian sospecho que estaría buscando a Keylan. A Dereck y a él les preocupaba lo que ese doctorcito le hiciera algo a Keylan.
—Metiche —espeto Erick enojado—, no te metas en lo que no te llaman.
—Pues con lo que acaba de pasar no creo que Keylan quiera eso —masculló Dereck, sintiendo el cuerpo de Keylan temblar.
—¿Que paso? —preguntó Cristian dirigiendo su atención a Dereck. No eran amigos, pero si querían sacar a ese doctorcito del camino tenían que juntarse ambos.
—Casi le saca todo el oxigeno a Keylan por darle un beso robado —soltó de golpe y de manera rápida y firme, no queriendo recordar ese suceso anterior que había visto.
—¡¿Qué?! ¡Vele a robar un beso a las mas buena de tu casa, estupido! —grito empujando con ambas manos el pecho de Erick, provocando que este retrocediera unos paso.
Keylan pensaba que toda esa discusión era su culpa, por su culpa ninguno de ellos podían llevarse bien. Ninguno podían ser amigos gracias a él. Si tan solo él no hubiera llegado a pasar las vacaciones ahí... si tan solo no hubiera conocido a Dereck y a Erick... tal vez lo mejor seria que... se fuera...
—Dereck —lo llamo bajito para que solo el escuchara, Dereck lo miro—, me quiero ir.
Dereck fijo su atención en los dos hombres que estaban discutiendo. Abrazo más a Keylan y empezó a retroceder despacio y disimuladamente. Hasta que fue el momento en que ya no se escucharon las voces de Erick y Cristian. Se veían pero ya no se escuchaban.
—Vamos —tomo a Keylan de la mano para entrar en la mansión, sin que nadie se diera cuenta.
Subieron a la habitación de Keylan. Dereck le puso pistilo para que nadie entrara. Dereck vio como Keylan se lanzaba a su cama boca abajo. Sonrío y se puso encima de Keylan sin aplastarlo. Dereck empezó a repartir besos húmedo por su cuello y parte de su mejilla. La mano de Dereck se aventuro en los jeans de Keylan, metiendo se en la braga, pudo sentir como en la parte trasera eran solo unas cuerdas.
—Son nuevas... —cometo Keylan.
—Me encantaría estrenarlas... —susurró Dereck besando la comisaría del los labios de Keylan.
El deseo ya se podía percibir en el ambiente. La temperatura de los cuerpos con unas simples caricias estaban calentándose. Dereck aun con su mano en los jeans de Keylan y aún dentro de la braga, metió un dedo lenta y deliciosamente. Keylan jadeo, arqueándose.
Esperaban que nadie los descubriera en su acto de deseo y pasión que se desataba en esos momentos. Ya que ningún familiar estaba dormido... Eso podría ser malo si los descubriesen o si llegaban a tocar la puerta ¿cómo iban a bajar el deseo y la temperatura de sus cuerpos? Se necesitaban, se deseaban, se gustaban, se querían y se amaban. Eso era lo único que necesitaban en esos momentos.
Solo ellos dos contra todos. Solo ellos en su mundo. En sus vidas. Porque si se separaban, morirían de amor. Porque el amor no se destruye nunca. Porque si se destruyera quiso decir que su relación no fue tan fuerte al final de todo y tal vez... Nunca se amaron...
Continuará...
Perdón, otra vez por no actualizar pero me quitaron el iPad por razones personales. Y también lamentó publicar a estas horas de la noche. Disfrútenlo. Y esperen el siguiente capítulo con ansias.
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Deseo y Posesividad
Novela JuvenilEl joven Keylan Elizondo llega al rancho millonario de su familia, atrayendo las miradas al instante de los peones, ¿y quien no? Keylan tenía un cuerpo de infarto, pero no como el de un hombre, si no como el de una mujer, ese culo grande y bien par...