—Okey, Keylan, keyilitin, yo... Quisiera pedirte un f-favor... —el padre de Keylan estaba nervioso, no sabia como iba a reaccionar su hijo ante tal noticia descabellada. Pero tenía que intentarlo.
—¿Que pasa? —preguntó sin sospechar nada Keylan. Lo que le esperaba.
El padre de Keylan no encontraba las palabras adecuadas para decirle a su hijo. Incluso se estaba arrepintiendo de haberlo elegido.
—Haré todo lo que tu quieras papá —que gran error cometía al decir esas palabras.
Ante esas palabras dulces de su hijo se relajó y soltó un suspiro de alivio. Aunque todavía no le decía lo que haría. Respiro muy profundo y lo soltó rápido:
—Me gustaría que te disfrazaras de mujer para modelar —lo dijo tan rápido como la noticia le había llegado.
Keylan solo pudo formar su boquita en una o y sus cejas se levantaron un poco. De chiquito había modelado en un par de revistas de ropa de verano. Sin cambiar su sexo, pero esto era diferente. Claro que lo era, ¿disfrazarse de mujer para modelar?
—¿Y bien? Por favor, te necesito... Esto es importante —comentó el padre de Keylan, ya que Keylan parecía estar dudando y temía por la respuesta que le daría.
—E-Esta... bien... —susurró casi imperceptible Keylan. Soltó un suspiro de rendición. Si era algo importante de su padre, haría lo que fuera. Igual era una oportunidad de convivir ya que desde que había llegado ahí casi ni hablaban y cuñado hablaron de las clases de montar discutieron. No hablaron.
El padre de Keylan por su parte estaba aliviado.
—Sr. ha llegado mucha ropa de mujer y el Sr. Smith con su hijo. Dice que tendrán que hacer la sesión aquí —informó la criada apareciendo de la nada.
A veces Keylan pensaba que eran fantasmas o algo parecido.
—¿Qué? ,Ay ese idiota! Pero bueno ya no tendremos que viajar keylito —el padre de Keylan sabia que a Keylan no le gustaba que cambiaran su nombre. Pero es que Keylan era tan adorable que no se podía evitar.
Keylan simplemente se cruzo de brazos. Raras veces —siempre— detestaba su nombre porque parecía de chica y lo hacían ver femenino. Las bragas para él eran otra cosa muy distinta. Claro, una era su nombre y la otra era la ropa interior.
—Vamos Keylan, quiero que conozcas a los visitantes inesperados. Pero no te acerques mucho al hijo. Pero antes, no me dejaron explicar que no era una chica ellos piensan que naciste niña. Así que... subiré todas las cosas que mande a comprar a tu habitación junto con las maquillistas ¿bien?
Keylan no tuvo tiempo de decir nada ya que su padre ya se había marchado. Solo suspiro y se dirigió nuevamente a su a habitación. ¿Viajar, viajar a donde? Su padre ni siquiera le había comentado nada de eso, solo había llegado con la notica descabellada soltándola de golpe. Aun están en shock y algo sorprendido. Despejo sus pensamientos y todas las dudas que tenía en un baúl de su mente. Entro a su habitación y lo primero que se encontró fue a muchas, muchas chicas bonitas y no tan mayores acomodando ropa, accesorios, pelucas, perfumes, y demás. Muchas cosas de mujer.
—¡Oigan es él! ¡Vamos tenemos mucho que hacer lindo! —grito una chica alta, delgada, castaña y oji-ceniza. Bonita y con buen cuerpo, aunque admitámoslo no mejor que el de Keylan. La chica se dirigió a Keylan agarrándolo del brazo, guiándolo y sentándolo en una silla de cuero giratoria.
—Okey chicas, por favor, quiero que retoquen sus ojos y sus labios. También quiero que busquen un vestido... que sea pegado al cuerpo y después suelto iniciando la parte trasera, pasándola de color azul un poquito opaco para que resalte más su tono de piel, también unos tacones no tan largos de cristal con piedras cristalinas... también...
Así empezó a hablar la chica, todos obedecían lo que decía, ponían accesorios en Keylan, en sus ojos, en sus mejillas, en sus labios, en su cuerpo. Todo. Parecía un pequeño muñeco con una niñas jugando a las Barbies. Keylan era la Barbie.
—Pónganle un poco más de eso. Esto también. Y esto y esto... —parecía que nunca iba a terminar.
Keylan empezaba a arrepentirse de su decisión. Y mucho. La chica lo mando a ponerse el vestido y los tacones, dentro de la cortina.
—¡Listo! Haber chicas muéstrenme su obra, vamos Keyli déjame verte... —ánimo la chica emocionada.
Keylan con un poco de dificultad camino hasta abrir la cortina roja larga. Dejándolas asombradas a todas. Keylan era una maravilla de arte. La peluca que le pusieron estaba en ondas naturales y era de su color de cabello, le habían puesto un prendedor abajo de la nuca para que no se le cayera, sus ojos resaltaban por la sombra negra, sus pestañas eran naturales así que solo le pusieron un rímel de gel y un delineador negro, sus labios se veían irresistibles y tentadores por un labial rojo, un vestido azul marino largo, suelto de la parte de abajo y por ultimo, unos tacones transparentes con piedras blancas. Le habían puesto algo de esponja en el pecho para que se le notara.
Era fantástico y emocionante.
—¡Te ves asombrosa, digo asombroso! —sonrío satisfecha de haber hecho bien su trabajo. Aunque no fue mucho ya que Keylan estaba poseía belleza natural.
El trabajo estaba hecho, pero al sesión seria muy, muy larga. Keylan salió de sus habitación con la chica a su lado para ayudarle si se caía por los tacones, la chica se despidió de Keylan y le dijo que lo vería después ya que necesitaban probar la ropa de mujer para la sesión. Keylan bajo con elegancia por las escaleras, tratando de aguantar los tacones insoportables, aunque no estaban altos le dolían. Y apenas había empezado a caminar. Lo que le faltaría más adelante.
Escucho voces en la sala, pudo escuchar la de su padre, así que fue ahí. Sintiéndose nervioso al instante por recibir la atención al instante. Vio a su padre con la boca abierta mirándolo de arriba é abajo. ¿Ese era su hijo? Con o y no una a. Keylan dejo de mirar a sus padre impactado o en shock para dirigir su mirada a los visitantes. Era un Sr. no tenía canas y rondaba los cuarenta supuso, pero se encontraba en algo de forma. Keylan vio a un chico muy alto y atlético, flaco pero con músculos, bronceado con ojos ceniza, rubio castaño. Era guapo y atractivo pero nada comparado a Dereck. Eso fue lo que pensó Keylan al verlo. Aunque por su pinta dedujo que era un mujeriego. Tenía unos converse negros, unos jeans ajustados negros, rasgados de la rodilla, una camisa roja un poco ajustada con forma de cuello V y una chaqueta marrón de cuero. Miraba a Keylan como si fuera un depredador. Nunca en su vida se había topado con una mujer tan hermosa y con un hermoso cuerpo.
Enseguida escucharon varios pasos, pasos fuertes. Todos miraron, excepto el hijo que miraba a Keylan maravillado. A los muchachos bajar y percatándose de la hermosa mujer que estaba ahí. Todos observaban a Keylan sin saber que era él. Si definitivamente Keylan se arrepentía de haber dicho si.
Ahora solo había que esperar y esperar hasta que la sesión iniciaría. Y acabara.
Continuará...
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Deseo y Posesividad
Teen FictionEl joven Keylan Elizondo llega al rancho millonario de su familia, atrayendo las miradas al instante de los peones, ¿y quien no? Keylan tenía un cuerpo de infarto, pero no como el de un hombre, si no como el de una mujer, ese culo grande y bien par...