Capítulo 5

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11 de Mayo, 2005.

POV DAKOTA


No puedo creer nada de lo que está pasando. No. Estoy destruida.

Hace dos días sucedió el peor hecho en todos los años que llevo de amistad con Jamie. Su madre falleció. Estamos destruidos. Yo sigo sin poder salir del shock, incluso ahora que ya vamos caminando rumbo al cementerio para darle su último adiós.

No puedo creer que la misma mujer con la que crecí y que fue casi mi segunda madre, hoy ya no está. Que no podré abrazarla cada vez que vaya a ver a Jamie, o en cada fecha especial. O que nunca me hará otras de esas deliciosas galletitas con chispas de chocolate. O que nunca más me dará un consejo y me dirá que puedo lograr todo en la vida. No, me rehúso.

La vida no puede ser tan jodidamente cruel. En un momento estás perfecto, tranquilo, viviendo el día a día y al otro te manda una lluvia de malos momentos como para demostrarte que la felicidad no es eterna y que se puede ir en un suspiro.

Llegamos hasta el lugar en que descansará su cuerpo eternamente y mis lágrimas caen. Mamá está aferrada a mi brazo y a su lado están mis hermanos y papá, que viajó a dar el último adiós a una gran amiga. Mis papás y los de Jamie crearon una amistad al igual que nosotros, llegando al punto de ser casi una familia, por eso mismo es que todos estamos destrozados.

Papá dejó a mi hermana y dos hermanos pequeños junto a su nueva esposa. Tanto él como mamá pudieron rehacer su vida y seguir siendo amigos. Así que ahora no solo tengo a Jesse y Alex, sino que también a Stella por parte de mamá y a Grace, Deacon y Jasper por parte de papá. Los adoro, son mi vida. Es como si fuéramos una familia gigante y me encanta.

Pero volviendo al mal momento que nos rodea, nos detenemos bajo un pequeño toldo en el que ya está todo preparado para despedirnos eternamente de la madre de Jamie.

La pequeña ceremonia comienza y yo no paro de llorar en todo momento. Es algo muy íntimo, solo estamos mis papás, hermanos, la familia de Jamie, yo y otro par de amigos de su madre. Cuando llega la hora de que la familia de unas palabras, el papá de Jamie (que está destrozado) se despide entre lágrimas del más grande amor de su vida y le promete que todo aquí estará bien, que no se preocupe y que descanse en paz.

Mi corazón se quiebra con cada palabra, de por si el padre de Jamie es un hombre fuerte, y verlo tan mal me parte el corazón.

Luego pasan mis padres y dan una pequeña despedida, yo no soy capaz de hablar. Pero sé que la madre de Jamie me comprenderá y disculpará desde donde quiera que esté.

Como nadie más pasa a despedirse, se da la orden de comenzar el descenso del ataúd hasta lo más profundo de la tierra. Y es en ese preciso momento en el que escucho como Jamie por fin tiene una reacción.

Desde que todo sucedió se sumió en un estado casi robótico, hasta el punto de dar miedo. Pero no lo dejé solo en ningún momento, estuve ahí dándole mi apoyo.

Escucho como Jamie grita y llora mientras se lanza hacia el féretro de su madre. Hace falta que papá, Alex, Jesse y hasta su propio padre lo tomen para que no se caiga y estemos hablando quizás de otra desgracia más.

Pero Jamie no se calma, sigue llorando y gritando como un niño pequeño. Y de un momento a otro, sale disparado hacia una zona de árboles que se encuentra a unos cuantos metros. No dudo un segundo y corro detrás de él, diciéndole a todos que yo me encargo.

Me desespero al no encontrarlo, y tanteo mis bolsillos para ver si traigo su  inhalador conmigo. Mágicamente sí lo hago y me alivio un poco. Jamie sufre de asma y sé que algo tan fuerte como lo que acaba de pasar desencadena en un ataque.

Sigo buscándolo hasta que agudizo el oído y logro escuchar sus sollozos. Cuando lo encuentro, está sentado en un tronco llorando hasta más no poder. Me acerco rápidamente y lo acuno en mis brazos. Nunca lo había visto así, y he visto llorar a Jamie muchas veces en mi vida. Sé que esto es diferente y por eso mismo comienzo a sollozar junto a él.

Cuando nos calmamos un poco, le paso el inhalador y lo obligo a usarlo. Lo hace y yo lo sigo arrullando y abrazando por lo que parecen horas mientras lloramos en silencio. En un momento se separa de mi abrazo y habla bajito.

-Se fue Dak, mi mamá se fue. Nunca más me va a dar un beso o un abrazo de buenas noches. -y vuelve a llorar.

-Hey, gran James, sé que esto duele más que los mil demonios pero escúchame: tú no estás solo, nunca lo vas a estar. No mientras yo esté en tu vida y tengas a mi loca familia junto a la tuya.-digo acariciando su cabello.- Debes ser fuerte, nadie lo está pasando bien. Y sé que yo no entiendo el dolor por el que estás pasando pero quiero que sepas que siempre podrás contar conmigo.

Se lanza a mis brazos y esconde su rostro en mi cuello. Le acaricio la espalda y sigo jugando un poco con su cabello.

-Prométeme que nunca te vas a ir.-dice minutos después.-Hazlo Dakota, tengo mucho miedo de quedarme solo, no podría soportar otra pérdida.

-Por supuesto que te lo prometo, Jamie. Somos tú y yo contra el mundo por siempre.

Siento como asiente y susurra bajito un "gracias" mientras sigue llorando. Luego de un par de horas, cuando el cielo ya tiene el sol de medio día, lo insto a levantarse para irnos de vuelta a donde están los demás (aunque a estas alturas seguro están en casa). Jamie me obedece sin rechistar y caminamos lentamente hacia la salida del cementerio y luego a su casa.

Al llegar, todos nos miran pero yo solo les muevo la cabeza en señal de "ahora no, luego les cuento". Guío a Jamie hasta su habitación, hago que tome una ducha y cuando sale cambiado, le digo que se recueste. Debe descansar, sé que no ha dormido una mierda desde que toda esta pesadilla comenzó.

Me quedo con él hasta que parece que se duerme, cuando estoy por irme su brazo se aferra al mío y me pide medio dormido.

-No te vayas, no quiero estar solo.

Así que no me quedó de otra que quedarme junto a él. Termino recostándome a su lado  mientras le acaricio el pelo lentamente. Lo miro dormir un buen rato y me doy cuenta de lo inevitable.

Estoy completamente enamorada de mi mejor amigo. Joder.

Luego de esa auto confesión tan fuerte, que inteligentemente no profundizaré hasta un tiempo más, me quedo dormida abrazando a Jamie desde atrás. 

No sé cuanto tiempo pasa pero cuando despierto, el sol ya no brilla afuera y tengo a Jamie aferrado a mí, con su cabeza en mi pecho, su mano en mi cintura y su pierna entre las mías.

Decido no moverme para que él pueda descansar, y me aprovecho un poco de la situación tocando su rostro. Es tan pacífico cuando duerme. Pareciera que no estuviera pasando por un momento tan mierda como lo hace ahora. Y es en ese preciso momento es cuando me doy cuenta de que haría cualquier cosa por él, y que iba a estar a su lado, siempre.

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Martes de caaaaaap!!

Pd: no pongo carita feliz porque joder, si que duele esta parte :(

Destiny [T.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora