Capítulo 29

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POV DAKOTA

Han pasado 3 días desde esa maldita mañana en la que Jamie salió y no volvió más. 3 días en los que he tenido que ser fuerte por mi bebé, pero la verdad es que estoy destruída por dentro.

Cuando recibí la llamada del hospital para decirme que Jamie había sido ingresado, mamá y Dul ya estaban en casa. Y luego de salir del shock en el que me había metido por la noticia, le expliqué a mamá lo sucedido y ella tuvo que ayudarme al momento de decirle a Dul.

Fue horrible. Odié al destino por hacernos pasar algo así ahora que Dul estaba a un paso de conocer a Jamie. Ver a mi bebé llorando porque quizás nunca conocería a su papi me destruyó el poco corazón intacto que me quedaba.

Desde ese día, es que he rogado internamente para que nada le pase a Jamie y para que el destino le de la oportunidad a él y a Dul de conocerse, y crear ese lazo padre-hija que mis estúpidas desiciones en el pasado les habían quitado.

Si hubiera sabido que por cruzar esa puerta Jamie terminaría así, le escondo las llaves de la camioneta y no lo dejo salir ni loca.

Miro el reloj de la habitación y veo que han pasado 5 minutos desde la última vez que lo hice. El tiempo aquí se hace eterno.

Desde el primer momento en que puse un pie dentro de ésta habitación, la culpa se hizo presente en todo mi cuerpo. Me es inevitable no pensar en que si quizás yo le hubiera contado las cosas a Jamie antes, nada de esto estaría pasando.

Me permito llorar ahora que Dul no puede verme. Estando en casa es difícil hacerlo porque no puedo permitir que me vea mal a mí también.

Estoy sintiéndome igual o peor que hace 6 años cuando Jamie me hacía falta hasta para respirar. Lo necesito, él no puede dejarme y yo no puedo permitir que lo haga.

Me acerco al lado de la cama de Jamie y miro lentamente los dibujitos que Dul me obligó a pegar en su pared. Lo hubiera hecho ella misma pero como es pequeña aún, no puede pasar a ver a Jamie por una política del hospital de que "podría tocar o mover algo perjudicando el bienestar del paciente".

Así que por ahora a Dul se le permite llegar solo hasta la sala de espera y mirar por el ventanal que tiene la habitación de Jamie en un costado.

Nunca había escuchado una política en un hospital tan rara pero solo me queda aceptar. Este es el mejor hospital de Vancouver y obviamente, quiero que Jamie se trate con los mejores médicos.

Los dibujos que hizo Dul, son algunos de ella y Jamie. De ella con nosotros dos en un parque. De ella con mamá y Jamie. De ella dándole muchos besitos a Jamie. Y uno de ella con un perrito, Jamie, yo y toda la familia.

Pienso en Zepp y en lo solito que debe sentirse en casa de Jamie. Ayer mientras Dul dormía lo visité dejando a la peque al cuidado de mamá por un ratito, jugué un rato con él y luego de cambiarle la comida y el agua volví a casa.

Dejo de mirar los dibujos y me acerco hasta tomar la mano de Jamie. Está calentita pero no se mueve.

Es como si él estuviera pero al mismo tiempo no.

Atraigo una silla y me siento a su lado. Tomo nuevamente su mano y recargo mi frente en ella.

Escucho el maldito sonido de las máquinas y lloro en silencio. El accidente en si no fue muy grave, Jamie terminó con una pierna rota, un par de costillas magulladas, un pómulo hinchado y una maldita contusión en la cabeza que no le ha permitido despertar.

El doctor dice que está fuera de gravedad, pero que el despertar sólo depende de él.

No culpo al otro conductor, sus frenos no funcionaban y eso no estaba en manos de él. Fue una falla mecánica. El pobre hombre se ha deshecho en disculpas y cada día viene para ver como sigue Jamie.

Destiny [T.1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora