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➴ 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐚𝐠𝐨, 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬; 𝟏𝟖 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟐.

—¿Estáis despiertos?

Con sigilo, Ashley se coló en la habitación de James. En la cama de matrimonio descansaban el propio anfitrión y Peter, quién para conseguir tal puesto había tenido que batallar con Asher en una partida al Singstar; el perdedor, en este caso el nativo de Nueva Orleans, había tenido que conformarse con un colchón en el suelo.

—Peter aún no ha comprendido el significado de "cállate y duerme" —formuló Ramsey con cierto toque humorístico; enfadarse con el canadiense y su habitual diarrea verbal le resultaba imposible—. ¿Pasa algo, Ash?

Sin formular una contestación, cerró la puerta a sus espaldas y se coló en la cama, quedando justo en medio de sus amigos. Asher, al percatarse de que se avecinaba charla, abandonó el colchón y se unió al trío, quedando sentado a los pies de Ashley.

—¿Leah y Amelie duermen? —trató de averiguar el anfitrión, aunque tras comprobar que eran casi las dos de la mañana y que ambas habían acabado agotadas tras el tercer día turístico consecutivo, lo más probable era que la respuesta fuese sí.

Ashley, de nuevo, no se pronunció. Primeramente contempló la habitación de su mejor amigo, iluminada por la luna y una pequeña lámpara que descansaba en la mesita de noche. Seguía exactamente igual que la última vez que había estado en Chicago; presidida por pósters de baloncesto, boxeo y motos, con la camiseta de quarterback enmarcada en un cuadro y un corcho a rebosar de fotos de su adolescencia y sus amigos.

—Aún tienes el peluche de Sully —mencionó la joven con diversión, reparando en el peluche de Monsters SA que descansaba en una estantería a rebosar de recuerdos y buenos momentos, como él los llamaba.

—Como para no, ¿te acuerdas de lo que nos costó conseguirlo?

—Ese día fue inolvidable —mencionó Peter—. Sobre todo la parte en la que acabamos en urgencias después de que la señora Prudence me lanzara una botella a la cabeza.

—Merecido te lo tenías, las cosas como son —se carcajeó Asher, recordando aquel suceso.

—Fue un buen día —finalizó James con nostalgia.

La gran mayoría de recuerdos que ornamentaban las estanterías de la habitación de Ramsey se habían generado en la Universidad, a consecuencia del trío que se hallaba acomodado en aquel instante en su cama. Ninguno de los cuatro se parecían, eran demasiado diferentes; pero se complementaban exageradamente bien, y eso es lo que había hecho que aquella amistad se transformara en una familia.

—¿Os acordáis de la vez que intentamos sobornar al profesor Hoffman para qué no expulsase a James por haberlo tirado, accidentalmente, al suelo?

—Ashley puso sobre la mesa cuatro chicles, dos caramelos de limón y una compresa —expresó el aludido con gracia.

—Era lo que llevaba encima en aquel momento —se excusó la británica—. ¡Pero funcionó! Al final te libraste de la expulsión.

—No creo que fuese precisamente por tu soborno, Ash. Y mucho menos por los "James es un buen chico" de Peter.

—¿Y os acordáis de la primera fiesta de disfraces a la que asistimos?

Uno a uno, fueron mencionando los mejores momentos vividos a lo largo de los cuatro años universitarios; decenas de anécdotas e historias salieron a la luz entre risas y nostalgia. Habían sido los mejores años de sus vidas, y darían lo que fuese por volver a repetirlos; volver a acudir a las fiestas de las fraternidades, volver a sufrir la ira de la profesora Thompson, volver a cenar macarrones a las cinco de la mañana en el parque, volver a sobornar al encargado de la residencia masculina para que Ashley se pudiese colar en ella, volver a realizar la batalla anual de bromas, volver a los viernes de películas y tacos... Había cientos de planes y acciones que añoraban.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ CʜɪʟᴡᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora