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➴ 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚; 𝟐𝟕 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟐.

Había llegado el momento de tomar riendas en la situación y exigir a Harvey que hablase con ella. Veintiséis años de vida, y había optado por establecer la ley del hielo, como si de un niño se tratase. Pero hasta allí había llegado la espera de Ashley; aquella tarde, más de un mes después desde su última conversación —más bien discusión— con su hermano, volvería a ser escuchada. Quisiera o no.

—Está en el salón —avisó Adler en un murmuro. El joven había sido el intermediario entre los hermanos Diack a lo largo de aquellas semanas; había tratado por activa y por pasiva de convencer a su chico para que hablase con Ashley y Ben, obteniendo siempre resultados negativos. Pero se había cansado de aquella situación y del carácter hostil que había adquirido Harvey a raíz de lo sucedido el día de su cumpleaños; ese día Adler daría vía libre a Ash para que se colara en el apartamento.

—Gracias por todo —a sus palabras de agradecimiento las acompañaba una sonrisa apacible. Un simple gracias no le parecía suficiente para agradecer a Adler todo lo que había tratado de hacer por ella a lo largo de aquel mes; y sin pedir nada a cambio.

—Yo bajaré a tomar un café y a comprar la cena —informó, sacando al completo su cuerpo del apartamento—. Suerte.

De nuevo, volvió a agradecerle aquel favor. Inspiró y expiró, y cuando logró calmar sus nervios, se coló en el inmueble y cerró la puerta de la entrada a sus espaldas. La voz de Ryan Reynold en Deadpool —desconocía si la primera o la segunda— sonaba en toda la estancia; y un fuerte aroma a palomitas recién hechas inundó las fosas nasales de Ashley. Estaba a punto de irrumpir abruptamente su tarde de películas, y eso la aterraba más de lo normal.

—Ahora o nunca —se alentó en un murmuro imperceptible. Llenó los pulmones de aire y, decidida, se adentró en el salón. De forma inmediata entró en el campo de visión de Harvey, quien la observó un par de segundos en completo silencio antes de pronunciarse.

—¿Qué haces aquí, Benjamin ya te ha vuelto a romper el corazón y vienes a buscar consuelo en mí? —había sido hostil y desagradable, y a Ashley sus palabras le llegaron como un puñal directo al corazón—. Creí que había sido bastante claro; yo esta vez no pienso...

—He venido a hablar, Harvs. A narrarte toda la historia y a contarte por qué te mentí.

—Te dije que no quería que me contaras nada —formuló con indiferencia, clavando su mirada en el televisor.

—Me da igual lo que quieras o no quieras —con determinación, se plantó delante de la pantalla, cortándole así la visión al mayor. Estaba decidida a ser escuchada, a pesar de las negativas de Harvey—. Sé que me equivoqué en las decisiones que tomé, ¡pero trato de enmendar ese error! Solo...déjame darte explicaciones; si después quieres seguir odiándome, bien. Pero déjame hablar contigo.

Dudó. Odiaba la situación en la que se encontraba. No deseaba alejar a Ashley y a Ben de su vida, pero lo habían herido, y le había resultado inevitable no actuar como había actuado.

—Tú dirás —formuló, rendido. Conocía lo suficiente a su hermana como para saber que no se rendiría hasta obtener lo que deseaba; negarse de nuevo a escucharla no iba a resultar efectivo. Con un gesto de mano señaló el otro extremo del sofá, invitándola a sentarse junto a él—. ¿Cómo y cuándo?

—Cuando tenía trece años, él quince; vino a buscarte a casa, pero no estabas. Lo invité a pasar por si quería esperarte, y empezamos a hablar. De golpe, todas las diferencias que existían entre ambos y todo el odio que nos teníamos, desapareció. A partir de ese día, las charlas empezaron a ser recurrentes —comenzó a explicar, remontándose al primer contacto con Chilwell—. Éramos muy distintos, pero nos entendíamos demasiado bien; y, sin darme cuenta, empezó a gustarme su forma de ser y acabé enamorándome de él.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ CʜɪʟᴡᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora