𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ Cʜɪʟᴡᴇʟʟ

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➴ 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚; 𝐨𝟏 𝐝𝐞 𝐧𝐨𝐯𝐢𝐞𝐦𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

—Con una colección de más de ocho millones de objetos, el Museo Británico es uno de los museos más renombrados y visitados del mundo. Abarca desde la prehistoria hasta el siglo XIX, con secciones diferenciadas de arqueología, historia y arte. En especial destaca la colección del Antiguo Egipto, sólo superada por...

Mentalmente, Ashley reprodujo las palabras de Susan Marshall. La misma narrativa, las mismas oraciones, las mismas explicaciones. La guía principal del British Museum nunca cambiaba el discurso que le ofrecía a los grupos turísticos o estudiantiles; otorgándole a Diack la posibilidad de aprenderlo de memoria.

—Tierra llamando a la recepcionista, ¿va a atendernos o tendremos que solicitar una hoja de reclamaciones?

Alterada, Ashley disipó sus pensamientos y encaró a la dueña de aquella amenaza. Cuando descubrió el rostro que se localizaba tras el mostrador, suspiró aliviada.

—¿Qué hacéis aquí? No salgo de trabajar hasta dentro de media hora —avisó, contemplando la hora que marcaba el reloj.

—Amelie ha terminado antes las prácticas y yo...sigo esperando a que alguna de todas las agencias a las que he enviado currículum contacte conmigo —explicó Leah, apoyándose sobre el escritorio—. Haber estudiado fotografía no te abre muchas puertas laborales, ¿sabes?

A lo largo de los últimos dos años —desde que había finalizado el ciclo de fotografía—, Leah había circulado por diferentes puestos de trabajo temporales: agencias de ceremonias (bodas, bautizos, comuniones), periódicos digitales, sesiones puntuales... Pero la búsqueda de un empleo bien remunerado y fijo se le complicaba.

—¿Queréis dar una vuelta por el museo mientras no termino?

Amelie iba a proporcionarle una afirmativa, pero la intervención de uno de los compañeros de Ashley le impidió hablar.

—Puedes irte ya, Diack. Dudo que venga nadie más en la media hora que queda; yo me encargo.

—¿Estás seguro, Connor? —con dudas, contempló al mayor.

—Vete, anda —aseguró, regalándole una jovial sonrisa—. Te vendrá bien tomar el aire; llevas todo el día en tu mundo.

Había tratado de aparentar normalidad, pero los acontecimientos vividos ese fin de semana la habían absorbido del mundo real. Su mente viajaba entre la conversación con Ben y las palabras de sus amigos.

—Gracias, Connor. Te lo compensaré —veloz, organizó su puesto de trabajo y se puso en pie. Descolgó el abrigo y el bolso del perchero y salió de detrás del mostrador—. Hasta mañana.

—Hasta mañana, Ashley. Adiós, chicas —en los casi dos meses que Ash llevaba trabajando en el museo, no era la primera vez que Amelie y Leah se presentaban allí. Connor Banks ya las conocía.

—¿Os apetece ir a merendar antes de ir al apartamento? —sugirió Amelie—. Hay una cafetería cerca de aquí en la que hacen unos dulces...

El sí fue inmediato. Tenían muchas cosas de las que hablar, ¿y qué mejor para ello que con tres tazas de chocolate y cruasanes de por medio?

—Leah te ha contado lo de... —de reojo, cuando se introdujeron en el local, Ash miró a Amy.

La cafetería era acogedora. El calor contrastaba con las gélidas calles de Londres, y un intenso aroma a chocolate y frutos rojos recorría cada rincón de la estancia. A mayores, la música ambiente hacía aún más agradable y tranquilo el lugar.