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➴ 𝐋𝐨𝐧𝐝𝐫𝐞𝐬, 𝐈𝐧𝐠𝐥𝐚𝐭𝐞𝐫𝐫𝐚; 𝟑𝟏 𝐝𝐞 𝐎𝐜𝐭𝐮𝐛𝐫𝐞 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟏.

—Ya no te queda nada que expulsar, Ash. Como sigas así vas a acabar con el hígado en el váter.

La cabeza le palpitaba. El baño había comenzado a dar vueltas; estaba mareada. Había ingerido más alcohol del que su cuerpo podía soportar.

—Menos mal que tus palabras textuales fueron: voy a beber poco, que tengo que conducir —aportó Amelie.

Recordaba aquel comentario. Lo había pronunciado al subirse al Peugeot; y lo había acompañado con una advertencia de que no quería acabar convirtiéndose en la niñera de un par de borrachas. Pero, el destino la había transformado a ella en la ebria, y a Amelie y Leah en las canguro.

—Lo siento —su disculpa había sonado atropellada y distorsionada. Aún no había eliminado todo el alcohol que recorría su cuerpo.

Con delicadeza y cariño, Leah pasó su mano por la espalda de la mayor. Sabía de buena mano que echarle la bronca a un borracho por haber bebido más de lo que su cuerpo aguantaba era una idea nefasta. En el mejor de los casos, se echaría a llorar, sintiéndose culpable por sus actos.

—¿Necesitáis algo más o...?

—No. Gracias por todo, Mase —con cautela, Leah se incorporó y se acercó al marco de la puerta—. Gracias por traernos.

Por encima del hombro de Steele, el futbolista contempló divertido a Ashley. No era la primera vez que tenía que lidiar con un amigo pasado de copas.

—Gracias por nada, Leah.

Con un gesto de mano, la muchacha invitó a Mount a abandonar el cuarto de baño. Una vez en el pasillo, cerró la puerta tras de sí y caminó junto al chico hacia la puerta de la entrada.

—Me ha caido bien, ¿sabes? Aunque quizás no la haya conocido en su mejor momento —bromeó, causando la risa de su amiga.

—Es una buena chica. Pero supongo que los nervios y la presión de estar compartiendo la misma estancia que un grupo de futbolistas reconocidos fueron superiores a ella. Pero...la próxima vez, os la presentaré sin alcohol de por medio.

—Me parece bien. Yo...mejor me voy yendo. Va a salir el sol y aún no he dormido nada. A Tuchel no le hará gracia mi nula energía —comentó con diversión—. Por cierto, ¿te apetece quedar mañana a la noche?

La propuesta de Mason, inocente, alteró a Leah. El era el mejor amigo de su mejor amigo, el crush del que le había hablado a Ash de camino a casa de Rice; el amor platónico imposible.

—¿Tú y yo solos?

—Sí. Conozco un restaurante de comida italiana que te encantará. Y después podemos dar una vuelta. No sé, ¿qué te parece?

O quizás, no tan imposible.

—Sí. Me encantaría. ¿Nos vemos mañana entonces?

—Te avisaré cuando pase a recogerte —con vergüenza, se inclinó y depositó un casto beso sobre la frente de Leah, a modo de despedida. Aunque de cara al exterior se mostraba tranquilo y sosegado, internamente los nervios lo dominaban—. Hasta mañana, Steele.

—Hasta mañana, Mount —con sigilo, abrió la puerta de la entrada y contempló cómo abandonaba el cuarto A. Una vez que percibió cómo subía al ascensor, volvió a cerrar la puerta y regresó al cuarto de baño; momento exacto en el que Amelie y Ash salían de este—. Tienes cara de cadáver.

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ CʜɪʟᴡᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora