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➴ 𝐂𝐡𝐢𝐜𝐚𝐠𝐨, 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐔𝐧𝐢𝐝𝐨𝐬; 𝟏𝟕 𝐝𝐞 𝐟𝐞𝐛𝐫𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝟐𝟎𝟐𝟐.

Habían pasado dos años desde la última vez que había estado en Chicago, pero la ciudad seguía transmitiendo la misma serenidad que la primera vez que había recorrido sus calles. Se había enamorado de forma irremediable de la ciudad de los vientos; y no podía remediarlo.

—¿Cómo es vivir el sueño americano? —trató de averiguar Amelie. Habían pasado veinticuatro horas desde su aterrizaje en suelo norteamericano, pero aún no era capaz de asimilar el estar allí, cumpliendo un sueño.

—Define qué es para ti sueño americano —pidió Asher, colocándose al lado de la británica.

—Baile de fin de curso, el cliché "quarterback y animadora", las fiestas de estudiantes, el poder cruzarte por la calle a Brad Pitt... —ante la última agregación, el nativo de Nueva Orleans soltó una carcajada. Lo que para los demás era el sueño americano, para él era una vida corriente.

—Pasé el baile de fin de curso en el hospital con una pierna rota; estaba en el club de debates, no jugaba al fútbol americano y mucho menos gustaba a las animadoras; las primeras fiestas a las que asistí fueron las universitarias; y nunca me he cruzado a ningún famoso por la calle —expusó con diversión, para desilusión de Amelie—. Si quieres saber cómo es el sueño americano que muestran en las películas, habla con el prototipo de chico americano que suelen protagonizarlas.

De manera prácticamente inconsciente, llevó su mirada hacia atrás. James Ramsey era ese chico americano. Quarterback del equipo de fútbol americano del instituto, rey del baile y el alma de las fiestas.

—El sueño americano no es tan de color de rosas como lo pintan —expuso Ramsey; quien a pesar de localizarse entablando una conversación con Ashley, había prestado atención al dialogo entre su amigo y la europea—. Tiene sus pros y sus contras.

—¿Alguna vez te has encontrado a algún famoso en el supermercado, Ramsey? —interrogó Leah alzando la voz. La londinense se había situado a la cabeza, junto a Peter, y se localizaba fotografiando cada rincón de Chicago.

—A Tom Holland —declaró con orgullo. Que su madre lo obligase a ir a buscar harina para un bizcocho había merecido completamente la pena.

—Creo que encontrar a Tom Holland compensa todos los contras que puede haber —manifestó Amelie. Tanto ella como Leah darían lo que fuese por cruzarse a una celebridad del calibre de Spiderman por la calle.

—¿Sabéis a quién me encontré yo? —cuando Peter se pronunció, Ashley negó divertida. Ahí iba otra vez la historia de cómo el canadiense se había llevado por delante a un presentador de la NBC.

Cansada de haber escuchado aquella narración en reiteradas ocasiones, atrapó el móvil entre sus manos y revisó las múltiples notificaciones que inundaban la barra de estado; la mayoría actualizaciones de diversas aplicaciones.

—No pienses en él esta semana, ¿vale? —en un murmuro, tras visualizar de reojo lo que hacía su mejor amiga, James Ramsey se pronunció.

Inevitablemente, cada vez que encendía el móvil, viajaba hasta el WhatsApp de su hermano deseando hallar un mensaje suyo. Pero desde hacía casi un mes: nada.

—Adler ha tratado de hacerle entrar en razón, pero ha sido en vano —explicó, al ver cómo uno de los contactos con los que había hablado recientemente y que presidían su WhatsApp era el de su cuñado—. ¿Me va a odiar eternamente? Sé que la he cagado, ¿pero de verdad es para aplicarme la ley del hielo indefinidamente?

𝑺𝒕𝒓𝒂𝒏𝒈𝒆 // Bᴇɴ CʜɪʟᴡᴇʟʟDonde viven las historias. Descúbrelo ahora