Alter Ego.

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                    Narrado por August

–Tu voz es mucho más ronca en la mañana– le mencioné mientras me acostumbraba a la luz de las nubes diáfanas –...más de lo normal, quiero decir. Me gusta, sigueme hablando.

Su tono es mucho más grave que él mío en general, y nunca me ha molestado... Ahora sus cuerdas vocales matutinas están con una melancolía aspera y cansada que me invade un sentimiento tibio, lo que hace que me apriete más contra su pecho para oir sus vibraciones.

–Es extraño que tú estés apoyado en mi... me hace sentir más alto– dice él, mientras mi oído escucha los latidos de su corazón y mi brazo se aferra a su cuerpo.

Las chicas con las que salía siempre me pedían que les acariciara el cabello.  Yo se lo hacía sin preguntar, poniendo mis dedos entre sus mechones y tirando de ellos hacia abajo con caricia, pero sin estar muy seguro de saber cual era el punto de eso.
Ahora que siento los dedos de Nico sobre mi cabeza ya lo entiendo todo. Se siente exquisito. Como un masaje que aviva todos los nervios de mi cabeza, relajándome.

Elevé mi rostro y chocamos la mirada.

–Oye, Nico... creo que tienes algo en la cara– le dije apuntándole.

–¿Qué cosa?

–No sé... como que, las comisuras de tus labios estan ligeramente apuntando hacia arriba y eso parece una anomalía.

Resopla por la nariz.

–Estoy contento...– dice elevando los hombros– y hace rato que no lo estaba.

Obviamente se refiere al temita de Vicky.
Dios... a pesar de todas las distracciones de la noche y despues de horas de besos y caricias, no pude dejar de pensar en aquello. La imagen que Nico tuvo de mi en el momento que mi hermana le mostró esa lista...

Esa lista de nombres, que creo que ni siquiera les he mencionado desde mi punto de vista...

Bueno, esa "teoría" (que ni siquiera sé si se le puede llamar así), surgió cuando tenía 14 o 15 años... y bueno, desde ahí que comenzé a intentar buscar incondicionalmente quien soy yo en realidad. Iba cambiando de distintas facetas, escenarios, amigos e incluso personalidades. Dios... ni siquiera sé como dormía conmigo mismo por las noches.

La mayoría de las veces que hablaba con alguien, estaba interpretando un personaje dependiendo de con quien estaba. Estaba siendo hipócrita. Un camaleón. Un falso, con tal de buscar ser real conmigo mismo.
Comenzé a salir con personas distintas para ver cómo sería el entorno con ellas. Con chicas más inteligentes que lindas, y otras más lindas que inteligentes. Unas más relajadas, otras más preocupadas. Chicas que le gustaba vestir prendas a cuadrillas, escuchar los Arctic Monkeys y el vodka, y otras que preferían usar ropa ligera, pintar mandalas y la cerveza fría.
Luego iba anotando sus nombres en un cuaderno para ver si es que me gustaban.

A pesar de todas las cosas que logré hacer en mi adolescencia, al fin y al cabo llegué a la conclusión que lo pasaba fatal. Me sentía sucio.
Después de un tiempo lo único que quería hacer era lavarme con cloro con tal de limpiar mi conciencia por haber usado a todas esas chicas.
Y Luegoo... aparecieron los hombres en el recuadro.
En mis vacaciones de Canadá (lejos de Vicky y de sus ideales) del 2014, comenzé a "mirar hacia la otra dirección", pero no más que de una manera superficial.  Tipos con los que chocaba miradas rápidas y sonrisas, para luego besar en alguna esquina oscura medio ebrio en alguna fiesta nocturna. Nada profundo, además de compartir atracción mutua.

Besaba y besaba pero aun asi me sentía vacío.

Una noche en un acto de desesperacion, hace tan solo unos meses, cuando ya había acumulado la madurez necesaria como para darme cuenta de lo que hacia era repugnante, le fui a contar a Vicky. Le pasé mi papel y apuntes, ya que no los quería ver nunca más y creí que se desharía de el... pero supongo que se lo habrá quedado. Esperando el momento perfecto para pasársela a Nico.

La Teoría De August (boyxboy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora