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Hace mucho tiempo atrás, hubo perdido entre los árboles un lugar donde el otoño se quedó a vivir.
Hace mucho tiempo atrás, hubo un niño que vivió en una época de oro y bronce, una época de luz y oscuridad, había una familia poderosa y extranjera que añoraba el poder.
Hace mucho tiempo atrás existió un chico, que pálido como los muertos se enamoró de su propia muerte, un amor prohibido que solamente había leído en libros.
Había una vez una guerra, que era de objetivos distintos, paz y destrucción, libertad y sometimiento.
Había una vez un bosque oscuro, y en su centro, un pantano que pedía respuestas a gritos.
Había una vez seis chicos que descasaban en el suelo con grandes ramas sobre sus corazones marchitos.
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6 de Mayo, 1862
Dentro de aquel infinito bosque, galopeando sin descansó, estaba un chico que corría en busca de salvar su vida.
Detrás de él y su caballo, la guerra continúa sin piedad, los lamentos se extienden entre los árboles y los disparos no dejan de cesar, en el horizonte la idea de la libertad lo deja cegado.
Sólo un poco más, sólo un poco...
Y tira de las riendas porque la oscuridad envuelve el día, la luna se alza en el cielo y Stephanè Moulian siente a su corazón salirse de su pecho pues sabe, que si alguien lo ve tendrá problemas, que si alguien descubre quién es y de donde vino su único destino podría ser la muerte.
(...)
María miraba a el Cristo que estaba delante de ella, desde la Cruz la mirada de Jesús le compadecía.
