33. Sebastián

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Antes

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Antes

Sebastían!- gritó su madre desde la planta baja, Sebas rodó los ojos fastidiado. ¿Por qué ahora que había cargado su vídeo?  Con pesadez bajo de su cama y se puso los tenis que había aventado en alguna parte del cuarto- ¡Sebastián!- volvió a gritar su madre, desesperado por el escándalo se pasa sus manos por el cabello, rascándose fuertemente la frente.

-¡Ya oí!- le responde igual de fuerte para que la escuché.

-¡Baja!

-¡Ya voy, ya voy!- respondió mientras terminaba de atar sus agujetas, rápidamente abrió la puerta de su cuarto y por la prisas terminó pegándose con la silla llena de ropa. Sebas lanzó un quejido mientras bajaba como rayo las escaleras, su madre que lo esperaba al final lo miró con una mirada reprobatoria. Sebastían le sonrío nervioso preguntándose que había hecho mal ahora.

- Te buscan- dijo, una mueca de incredulidad paso por su rostro sorprendido. Su madre al notarlo alzó una ceja en dirección a la sala, confundido se dirigió a la estancia. De espaldas, sentada en su sillón había una chica que se mordía las uñas de su mano con impaciencia, Sebas la reconoció  de inmediato.

-¿All?- la chica se volteó a penas llegó donde ella, lucía terrible. Nunca la había visto tan descuidada, con la misma ropa del día anterior, el cabello despeinado y una hojearas que parecía maquillaje de Halloween.

– Luces horrible– dijo sin darse cuenta de lo que acaba de decir, la chica desvío la mirada hacia su ropa y Sebas pudo notar que se sonrojo un poco–. He... Yo, quiero decir, si estás bien porque no luces muy...

–¡Sebastián!– lo interrumpió su madre, que milagrosamente apareció a sus espaldas, traía un vaso de agua y una charola de galletas, su mirada estaba en la invitada, luego miró a su hijo con tanta desaprobación por lo que acaba de comentar.

Sebas arrepentido dirigió la vista a All quien cohibida ante la mirada de su madre se había encogido en el sillón.
Su madre le sonrió una ultima vez antes de ofrecerle el vaso de agua–Disculpa a mi muchacho– dijo– , no tiene tanta experiencia con las chicas...

–¡Mamá!– reprochó él pero su madre lo mandó a callar con sólo verlo.

– Ponte cómoda– All lo mira con la pregunta en sus ojos, Sebas se limita a encogerse de hombros– ¿Te vas a quedar a comer?

Pero por lo que Sebastián comprende All nunca iría a verlo si no fuera por un favor y eso mismo hace que reaccionará ante la insistencia de su madre.

– Mamá, ¿nos darías un poco de privacidad? – ella frunció el ceño, no estando dispuesta a irse sin más, el chico le rodó los ojos– por favor...

El Chico del CementerioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora