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Sus oscuros ojos me observan atentamente, no pierden detalles, de pies a cabeza me observa descaradamente. Trato de moverme, pero mi cuerpo no responde. Parece que obedece una orden, aun no dada, para que permanezca quieta, mientras esos ojos parecen querer grabarse cada parte de mí.

Me inquieto. Y veo como esos carnosos labios forman una sonrisa descarada y burlona.

Maldita sea, empiezo a incomodarme al ver que esos labios se van acercando lentamente hacia mí. Doy un respingón y me levanto sobresaltada. Veo todo a mi alrededor, confundida. Es mi habitación...vacía.

Observo por la ventana que todo afuera esta oscuro y levanto la vista hacia el reloj en la pared.

8:25 p.m.

Paso mis manos por mi enredado cabello suspirando. Mi mente me está haciendo muy malas jugadas. Pongo mis dedos sobre mis labios, segura de sentir el calor de los suyos sobre los míos. Grito frustrada y revuelvo mi cabello enojada.

¡Esto no me puede estar pasando!

El Chico del AutobusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora